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Revista Research*eu
Contenido archivado el 2024-05-15

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Un salto cuántico hacia la investigación fundamental europea

Hasta hace unos pocos años, las tecnologías cuánticas quedaban reservadas para la ciencia ficción y las mentes inquietas de los físicos, que estaban determinados a sacarlas del mundo teórico e introducirlas en mundo real. Ahora, hay grandes esperanzas de presentar los primeros superordenadores cuánticos en los próximos años, posiblemente incluso antes de que acabe esta década.

«Quien no esté totalmente desconcertado por la mecánica cuántica, es que no la entiende» —John Archibald Wheeler, físico teórico

Cabe afirmar que los ordenadores cuánticos son la tecnología más visible de la revolución cuántica emergente, pero ¿qué son? La clave se encuentra en el nombre: un ordenador cuántico utiliza las leyes de la mecánica cuántica, una teoría que describe los fenómenos físicos a escala atómica. Posibilita que una partícula específica, como un átomo, exista en estados diferentes al mismo tiempo, lo que se conoce como «superposición». Desde una perspectiva práctica, el ordenador cuántico sobrepasa al ordenador convencional porque este utiliza bits para codificar la información, que puede adoptar la forma de solo un valor (0 o 1), mientras que el ordenador utiliza cúbits, que pueden adoptar los valores 0 y 1 de manera simultánea. Además, cuando dos cúbits interactúan, dejan de ser totalmente independientes y pasan a estar en un estado de «entrelazamiento cuántico». ¿Por qué es tan importante todo esto? Porque gracias a la superposición y al entrelazamiento, en teoría, un ordenador cuántico tiene acceso a todos los resultados posibles de un cálculo en un solo paso, un logro que ningún ordenador convencional podría conseguir jamás, ya que están construidos de una forma tal que deben procesar cada dato por separado, uno tras otro. Esto hace que los ordenadores cuánticos sean extraordinariamente más potentes y dejan atrás a sus primos convencionales. Sin embargo, la promesa de las tecnologías cuánticas no solo se limita a la capacidad informática: investigadores de toda Europa trabajan, además, para utilizar y aplicar efectos cuánticos que permitan obtener un rendimiento y unas capacidades fundamentalmente superiores en las comunicaciones, el sector médico y las ciencias biológicas, la metrología, la robótica y las tecnologías de simulación mediante inteligencia artificial (IA), y la ciberseguridad, por nombrar solo algunos ámbitos. Debido a las expectativas de que las tecnologías cuánticas acabarán por penetrar en muchos de los sistemas y sectores de los que dependemos hoy en día, la Unión Europea (UE) considera que estas tecnologías son un campo con una importancia estratégica crítica para gobiernos, empresas y ciudadanos. Por supuesto, para garantizar la posición de Europa como líder mundial en la explotación de la potencia de las tecnologías cuánticas, es totalmente imprescindible respaldar las investigaciones innovadoras. Por suerte, los esfuerzos de investigación europea en este campo cuentan con una trayectoria de veinte años de excelencia. Basándose en este legado, la financiación de la UE destinada a la investigación cuántica ha seguido siendo una prioridad principal a lo largo del programa Horizonte 2020. Los fondos de investigación de la UE respaldan numerosos proyectos en toda Europa, y el objetivo de muchos de ellos es introducir aplicaciones comerciales en el mercado. Además, la UE ha creado la Iniciativa Emblemática sobre Tecnologías Cuánticas, una iniciativa de investigación e innovación de diez años que se puso en marcha en 2018 y que recibirá una financiación máxima de 1 000 millones EUR hasta su finalización. Aunque nos encantaría presentar docenas de proyectos sobre este emocionante campo, como siempre, solo tenemos espacio para siete en nuestro número especial. Con todo, esperamos que esto permita a nuestros lectores tener una idea clara de cómo la revolución cuántica está empezando a manifestarse y dar frutos. Le animamos a comunicarnos su opinión. Puede remitir preguntas o sugerencias a editorial@cordis.europa.eu.

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