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Cognitive and Cerebrovascular Effects Induced by Low Dose Ionising Radiation

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Efecto de la radiación de baja intensidad sobre la cognición y el sistema cerebrovascular

Por medio de trabajos experimentales y análisis de datos epidemiológicos, un equipo de científicos europeos se propone definir los posibles riesgos para la salud que conlleva la exposición a radiación ionizante de baja intensidad.

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La exposición a esta radiación está vinculada con el desarrollo de cáncer. Sin embargo, ha pasado prácticamente desapercibido el hecho de que la radiación de baja intensidad también acarrea otros riesgos, como por ejemplo efectos en el desarrollo encefálico y enfermedades cerebrovasculares. Concretamente, es necesario evaluar la exposición a radiación por parte de fetos, a consecuencia del accidente de Chernóbil y de radioterapia en edad infantil, para determinar el riesgo de desarrollar enfermedades cerebrovasculares. El objetivo fundamental del proyecto financiado con fondos europeos 'Cognitive and Cerebrovascular Effects Induced by Low Dose Ionising Radiation' (CEREBRAD) es investigar los riesgos cognitivos y cerebrovasculares a largo plazo de la exposición a radiación ionizante de baja intensidad. Hasta ahora, el consorcio ha recopilado datos sobre liquidadores de Chernóbil y también de individuos expuestos durante su gestación en el útero. Las entrevistas realizadas al grupo con exposición postnatal permitieron obtener datos preliminares que apuntan a un deterioro cognitivo leve en cerca del 40 % de los casos y a demencia vascular en el 15 %. Se encuentran en marcha las pruebas cognitivas y neuropsicológicas a pacientes sometidos a radioterapia frente a hemangioma y que recibieron radiaciones de baja intensidad en el cerebro. Estos datos se están cotejando con los obtenidos en estudios experimentales con animales expuestos a distintas dosis de radiación ionizante. Valiéndose de pruebas específicas del comportamiento, se han analizado los efectos cognitivos y cerebrovasculares de la radiación de baja intensidad. Si bien los datos preliminares apuntan a un umbral de dosis por debajo del cual no podría producirse un deterioro cognitivo grave, aparentemente ciertos cambios leves en las estrategias de trabajo y otras funciones relacionadas con la corteza prefrontal podrían ser modulados por la radiación de baja intensidad. A nivel molecular, se ha observado que la radiación provoca neuroinflamación y una activación glial que altera el equilibrio neuronal y perjudica a la neurogénesis. Las investigaciones dosimétricas realizadas con fetos animales señalan que la energía depositada en los tejidos blandos y los huesos depende de si la fuente de la radiación es interna o externa. En función de la respuesta observada a la radiación podrá también evaluarse el efecto combinado de la exposición y de los contaminantes del medio ambiente. En conjunto, los trabajos de CEREBRAD permitirán determinar el efecto de la radiación de baja intensidad y calcular las dosis recibidas por los órganos después de una irradiación parcial o integral. Los datos científicos generados se comunicarán al colectivo dedicado a la protección radiológica y a los organismos reguladores para su consideración en relación con los riesgos a largo plazo que entraña la radiación de baja intensidad.

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