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The male-female health-mortality paradox

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Desmienten que las mujeres vivan más años pero con peor salud

Un equipo de investigación austriaco ha desmontado el mito durante largo tiempo aceptado de que las mujeres viven más años que los hombres aunque con una salud más frágil.

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Hace algunos años, un equipo de investigación coordinado por el Instituto Demográfico de Viena (VID) de la Academia Austríaca de Ciencias decidió estudiar una célebre paradoja entre género y salud: la idea aparentemente contradictoria de que las mujeres son más longevas que los hombres pero experimentan más problemas de salud. Esta idea adquirió popularidad durante el lapso comprendido entre las décadas de los sesenta y los ochenta, aunque nunca se ha ofrecido una explicación fundamentada. Por ello se creó el proyecto HEMOX, liderado por Marc Luy, coordinador del mismo y director del grupo de investigación en materia de salud y longevidad del VID. «Se trata de una afirmación contradictoria ya que si un grupo de población vive durante más tiempo sería de esperar que su salud fuera más robusta», afirma el Dr. Luy. «Nunca he creído en esta paradoja; estaba convencido de que debía existir una explicación lógica». El Dr. Luy sospechaba que la salud de las mujeres es peor debido precisamente a su mayor longevidad en lugar de ser la contrapartida por disfrutar de una esperanza de vida mayor y decidió buscar la forma de probar su hipótesis. Para ello, el equipo analizó la relación existente entre salud y mortalidad en monjas y monjes católicos de Austria y Alemania y comparó los resultados con los de la ciudadanía en general. Los monjes viven más tiempo Un estudio con grupos monacales proporcionó información de gran valor a los demógrafos, dado que los monasterios representan un entorno inusual en el que hombres y mujeres llevan vidas muy similares, lo que permite establecer comparaciones. «En estudios previos ya habíamos constatado que los monjes viven un promedio de entre cuatro y cinco años más que los ciudadanos del sexo masculino, aunque la diferencia es muy inferior entre las monjas y las ciudadanas de a pie», asevera el Dr. Luy. Otras investigaciones previas mostraban una tendencia a definir los parámetros que determinan la salud en términos demasiado generales. Sin embargo, el proyecto HEMOX decidió diferenciar entre la incidencia de enfermedades crónicas como la artritis y el asma y aquellas potencialmente mortales como las cardiopatías y distintos tipos de cáncer. «Comparamos a individuos del mismo sexo —los que vivían en monasterios y los que no— para comprobar la hipótesis de que podía existir una relación entre salud y longevidad. De ser así, los hombres pertenecientes a una orden monástica deberían vivir más que sus congéneres pero padeciendo problemas de salud durante más tiempo. En el caso de las mujeres, no deberían apreciarse diferencias significativas entre ambos grupos. Dada esta premisa, recabamos datos relativos al estado de salud y la mortalidad de los distintos grupos para confirmar la hipótesis», explica el Dr. Luy. Relación corroborada El equipo amplió el experimento incluyendo a otros treinta subgrupos de población. En concreto, el proyecto comparó a grupos que por lo general presentan diferencias significativas en su esperanza de vida, como puedan ser personas con niveles de estudios muy altos o muy bajos, ciudadanos con obesidad o muy poco peso, y trabajadores de oficina u obreros. «Descubrimos una asociación positiva muy manifiesta entre la esperanza de vida y el número de años que se padecen enfermedades crónicas, por un lado, y una asociación negativa entre la esperanza de vida y el tiempo en que se sufre una enfermedad potencialmente mortal», afirma el Dr. Luy. «Esto demuestra la existencia de un vínculo estrecho entre salud y longevidad. Al repetir el procedimiento en busca de diferencias de género, encontramos las mismas asociaciones». Los resultados reflejan que existe una explicación lógica para esta paradoja. La salud de las mujeres es más frágil dado que generalmente padecen más enfermedades crónicas que los hombres. No obstante, esto no ocurre porque la esperanza de vida de las mujeres sea mayor. Estos nuevos conocimientos sobre el género, la salud y el envejecimiento podrían ser relevantes no sólo en lo que respecta a las políticas en materia de salud pública, sino también para aquellos interesados en los mecanismos relacionados con el envejecimiento saludable.

Palabras clave

HEMOX, género, longevidad, envejecimiento saludable, epidemiología, monjas, monjes, mortalidad

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