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La pesca de altura tiene un impacto mayor del esperado, según especialistas

Al parecer, la pesca comercial tiene un impacto más profundo de lo que se pensaba. En el marco de una nueva investigación financiada con fondos comunitarios, se ha hecho un estudio de las poblaciones de peces al oeste de las costas de Irlanda que ha revelado que incluso las po...

Al parecer, la pesca comercial tiene un impacto más profundo de lo que se pensaba. En el marco de una nueva investigación financiada con fondos comunitarios, se ha hecho un estudio de las poblaciones de peces al oeste de las costas de Irlanda que ha revelado que incluso las poblaciones que viven a más de 2 500 metros de profundidad (fuera del alcance de los palangreros y arrastreros) han menguado desde que la pesca de altura llegara a esta zona a finales de la década de los ochenta. «La pesca comercial podría tener efectos más profundos de lo que nadie había pensado hasta ahora y afectar a peces que, suponíamos, estaban a salvo de los barcos pesqueros», comentó el jefe de la investigación, el Dr. David Bailey de la Universidad de Glasgow (Reino Unido). «Esta constatación nos sorprendió enormemente; pensamos que se debe tener muy en cuenta de cara a la administración de los océanos.» Esta investigación, que se ha publicado en Proceedings of the Royal Society B, recibió financiación comunitaria por medio del proyecto HERMES («Investigación sobre focos de biodiversidad en los márgenes de los mares europeos»), financiado a su vez bajo el área temática «Desarrollo sostenible, cambio global y ecosistemas» del Sexto Programa Marco (6PM). La investigación también recibió apoyo comunitario a través del proyecto LOTUS («Vigilancia submarina a largo plazo»), una iniciativa Marie Curie financiada por el 6PM, y una subvención concedida con arreglo a la partida presupuestaria MAST II («Ciencia y tecnología marinas») del Cuarto Programa Marco (4PM). Las artes de pesca comerciales suelen llegar a profundidades de unos 1 600 metros. La comunidad científica sabe desde hace tiempo que los peces de aguas profundas, que suelen ser más longevos y tardar más en madurar que la mayoría de especies comerciales, son especialmente vulnerables a la sobrepesca. No obstante, hasta ahora se creía que estas poblaciones de peces quedaban intactas al estar fuera del alcance de los arrastreros. En este nuevo estudio los investigadores analizaron estadísticas de poblaciones de peces que abarcaban un cuarto de siglo. La zona investigada, que se encuentra en el noreste del Atlántico, al oeste de las costas de Irlanda, fue estudiada por primera vez entre 1977 y 1989 para conocer las especies que allí vivían y sus características biológicas. Esa misma zona fue objeto de estudio nuevamente entre 1997 y 2002, empleándose las mismas embarcaciones y métodos científicos para garantizar la comparabilidad absoluta de los datos recabados con los recopilados en el periodo anterior. Entre ambos períodos, a finales de los años ochenta, se desarrolló una pesquería comercial de altura dirigida principalmente al granadero, el sable negro, el reloj anaranjado y algunas especies de tiburón de aguas profundas. Los científicos compararon los datos obtenidos en sendas campañas para apreciar los efectos de la actividad pesquera en las poblaciones locales de peces. Para su sorpresa, descubrieron que las poblaciones de todas las especies que vivían a hasta 2 500 metros de profundidad (es decir, un kilómetro más abajo de hasta donde llegan los pescadores) habían menguado considerablemente. Las especies más afectadas eran aquellas cuyo hábitat natural se situaba, al menos en parte, en el radio de acción de los arrastreros. El estudio reveló también que la actividad arrastrera había afectado tanto a las especies objetivo como a las demás. «La pesca de altura va en busca de un número relativamente reducido de especies. Las especies no comerciales, que pueden constituir alrededor del 50 % de las capturas, se descartan, pero mueren igualmente por el cambio extremo de presión y temperatura que sufren al ser arrastradas a la superficie», aseguró el profesor Monty Priede de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido). «De ahí que en el estudio hayamos descubierto una menor abundancia tanto de las especies objetivo como de las demás.» Ante esto cabe preguntarse la razón de que la pesquería tenga efectos de tan gran calado. Una explicación posible puede hallarse en el ciclo vital de los peces. Hay muchas especies que viven más cerca de la superficie cuando son jóvenes (quedando a merced de los arrastreros) y se trasladan gradualmente a aguas más profundas a medida que envejecen. Por otra parte, hay muchas especies que pueden ascender de forma ocasional a aguas más someras, quedando así al alcance de los anzuelos y las redes de pesca aunque sea temporalmente. Si bien hay en marcha planes para crear zonas marinas protegidas (ZMP) en la zona noroeste del Atlántico, los investigadores se muestran escépticos con respecto a si protegerán debidamente a los peces de aguas profundas. «Las ZMP tendrían que ser mucho más amplias que las dedicadas actualmente a proteger los corales», afirmó el profesor Priede. «No resultan muy eficaces para proteger a los peces, que se mueven de un lugar a otro, a menos que se reduzca el esfuerzo pesquero.» En opinión de uno de los autores del artículo referido, el Dr. John Gordon de la Asociación Escocesa de Ciencias del Mar: «El consenso general es que las pesquerías de altura no son sostenibles y que la mayoría, si no todas, deberían clausurarse».

Países

Reino Unido

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