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Consequences of out-group conflict

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Cómo el conflicto intergrupal altera el comportamiento, la aptitud y la evolución

En todas las especies sociales, desde las hormigas a los primates, los extraños suponen una amenaza a recursos valiosos como los territorios, la comida o las parejas. El equipo del proyecto Outgroup investiga las consecuencias conductuales, reproductivas y evolutivas del conflicto intergrupal.

Investigación fundamental icon Investigación fundamental

Los grupos sociales se enfrentan con frecuencia a amenazas de individuos o grupos rivales, que pueden llegar a altercados físicos. «Los conflictos exogrupales pueden alterar los comportamientos y la estructura social de un grupo, a la vez que influyen en la supervivencia y el éxito reproductivo de los individuos y, con el tiempo, incluso en la evolución cognitiva», explica Andy Radford, coordinador del proyecto financiado con fondos europeos Outgroup y galardonado con el premio Vice-Chancellor's Award for Education de la Universidad de Bristol, anfitriona del proyecto. El equipo de Outgroup recopiló datos de una población cautiva de peces cíclidos y de una población salvaje de mangostas enanas, al tiempo que desarrollaba modelos matemáticos para predecir las respuestas al conflicto exogrupal. Algunos de los trabajos del proyecto ya han aparecido en el programa Tiny World de Apple TV y en la serie Naturebang de la BBC.

El momento de las pruebas

Los peces cíclidos criados en cautividad en el marco de Outgroup permitieron al equipo investigar las consecuencias a corto y largo plazo del conflicto exogrupal en condiciones controladas, mientras que las mangostas enanas ofrecieron una oportunidad poco frecuente de realizar observaciones detalladas a largo plazo en condiciones naturales. «Como los grupos salvajes estaban acostumbrados a nuestra presencia, seguimos el comportamiento y la historia vital de los individuos durante toda su vida», añade Radford. Uno de los experimentos típicos con peces cíclidos consistía en colocar temporalmente a un individuo «de fuera» (dentro de un recipiente protector) en el tanque del grupo. Tras intrusiones únicas o repetidas, se observaron cambios en el comportamiento, los niveles hormonales y la reproducción de los miembros del grupo. «Demostramos cómo las características del intruso y de los miembros del grupo —como el sexo y el tamaño— afectan a las interacciones posteriores al conflicto dentro del grupo. También descubrimos que el mero hecho de tener un público —un grupo vecino— conduce a más acciones defensivas y que las amenazas crónicas exogrupales pueden comprometer la reproducción del grupo y la supervivencia de la descendencia», afirma la investigadora Ines Braga Goncalves. El equipo también describió las consecuencias del conflicto exogrupal sobre la aptitud, incluida la variación entre especies y dentro de una misma especie. Mientras que la hipótesis de la inteligencia social se había centrado en las interacciones dentro del grupo como motor del tamaño del cerebro, el equipo de Outgroup sugería que la memoria espacial, la toma de decisiones estratégicas y las evaluaciones numéricas relacionadas con el conflicto exogrupal podrían ser igual de importantes. Los experimentos con las mangostas enanas en Sudáfrica incluían simular la presencia de un grupo rival, mediante la reproducción de llamadas o heces. Una vez más, se observaron cambios en los comportamientos, así como en la masa corporal y la reproducción. «Demostramos que el conflicto exogrupal puede provocar cambios a corto plazo en la vigilancia, el acicalamiento y el desplazamiento, pero que los efectos pueden ser duraderos, con consecuencias reproductivas sorprendentes y potencialmente positivas, como una mayor supervivencia de las crías», explica la investigadora Amy Morris-Drake.

Modelización predictiva

Se utilizaron modelos matemáticos para predecir aspectos poco estudiados de los conflictos exogrupales, como los beneficios de la lucha contra los intrusos para la salud de los miembros del grupo. Estos fenómenos se modelizaron y las predicciones se validaron después en peces cíclidos, cuando se introdujeron intrusos y se registraron las contribuciones defensivas de los miembros del grupo. Curiosamente, en un experimento paralelo, se observó el fenómeno casi contrario al conflicto exogrupal cuando se descubrió que las avispas papeleras ayudaban a nidos que no eran suyos. «Se utilizó la teoría de la aptitud inclusiva de la biología evolutiva para demostrar que esto se debe a los rendimientos decrecientes de la cooperación, pero no a la minimización de riesgos ni a la reciprocidad indirecta», señala el investigador Patrick Kennedy, galardonado con el premio Thomas Henry Huxley y el premio Marsh de la Sociedad Zoológica de Londres y con la medalla John C. Marsden de la Sociedad Linneana de Londres.

Implicaciones humanas

Descubrir cómo influye el conflicto exogrupal en el comportamiento, las hormonas, la aptitud y la evolución es crucial para comprender la dinámica de los grupos, la cooperación y la socialidad. «Rastrear la evolución de la socialidad para entender mejor los conflictos tiene claras implicaciones para los humanos, dada nuestra propensión a los conflictos intergrupales, sobre todo los bélicos», afirma Radford. En la actualidad, Radford utiliza la cartografía espacial y la modelización de desplazamientos junto con datos y experimentos de campo, para identificar el comportamiento estratégico preventivo de la mangosta enana que ha evolucionado para garantizar su éxito en futuros conflictos. El proyecto Outgroup fue financiado por el Consejo Europeo de Investigación.

Palabras clave

Outgroup, conflicto, mangosta enana, pez cíclido, reproducción, evolutivo, especie, comportamiento, cognitivo, amenaza

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