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Predicting comorbid cardiovascular disease in individuals with mental disorder by decoding disease mechanisms

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Analizar los vínculos entre las enfermedades mentales y las cardiovasculares

¿Cuál es la relación entre las enfermedades mentales graves y contraer enfermedades cardiacas? En este proyecto se está descubriendo.

La esperanza de vida de los pacientes con enfermedades mentales graves como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el trastorno depresivo mayor es, de media, entre quince y veinte años menor. De hecho, los pacientes tienen un riesgo entre dos y tres veces mayor de morir por enfermedad cardiovascular (ECV) en comparación con la población general. Estas cifras no han disminuido en las últimas décadas, lo que confirma que la mayoría de los pacientes con enfermedades mentales y ECV comórbida no se han beneficiado de las últimas mejoras en prevención, detección y tratamiento de la ECV. Aquí es donde intervino el equipo del proyecto CoMorMent(se abrirá en una nueva ventana), financiado con fondos europeos. «Queríamos investigar el mecanismo que subyace a esta conexión, incluida una posible base genética compartida entre las enfermedades mentales y las cardiovasculares. Ahora hemos confirmado que existe un solapamiento genético considerable entre las enfermedades mentales y los factores de riesgo de la ECV», explica el coordinador del proyecto Ole A. Andreassen(se abrirá en una nueva ventana), catedrático del Centro de Psiquiatría de Precisión(se abrirá en una nueva ventana) de la Universidad de Oslo.

Detectar las asociaciones genómicas compartidas

En un estudio reciente(se abrirá en una nueva ventana), el equipo de CoMorMent estudió el solapamiento genético entre el trastorno depresivo mayor (TDM), la ECV y los factores relacionados con el estilo de vida y el comportamiento, incluidos los factores individuales como el nivel educativo, el hábito de fumar, la actividad física, el ejercicio, los patrones de sueño y la soledad. «Descubrimos que las enfermedades cardiovasculares comparten la mayoría de sus factores de riesgo genético con el TDM. Parte del solapamiento genético se explicaba por factores de riesgo inflamatorios, metabólicos y psicosociales o de estilo de vida compartidos», señala Andreassen. El método utilizado para estos análisis, denominado «tasa de falsos descubrimientos condicionales», se desarrolló en el laboratorio de Andreassen. Permite detectar las asociaciones genómicas compartidas independientemente de la correlación genética entre los fenotipos. «Con este método, también hemos identificado el solapamiento entre los factores de riesgo de la esquizofrenia y, por ejemplo, el tabaquismo», afirma Andreassen. Así se expone en un artículo publicado(se abrirá en una nueva ventana) recientemente. Utilizando datos recientes de secuenciación de ARN unicelular encefálico «post mortem» generados para el Atlas Celular Humano(se abrirá en una nueva ventana), en el proyecto se demostró que varias de estas variantes genéticas de riesgo son activas en la regulación de la expresión génica en células del encéfalo y el sistema inmunitario. Además, en uno de los socios del proyecto, el Instituto Karolinska(se abrirá en una nueva ventana), se calculó el riesgo relativo de padecer una ECV tras un diagnóstico de enfermedad mental basándose en datos de los registros suecos(se abrirá en una nueva ventana). Descubrieron que los pacientes diagnosticados de trastornos psiquiátricos tienen un riesgo elevado de ECV posterior, independientemente de los factores familiares compartidos y las afecciones comórbidas. Estos hallazgos se han reproducido en datos de los registros daneses y del biobanco estonio.

Nuevas ideas para el tratamiento sanitario

En cuanto a las vías de tratamiento, Andreassen cree que las conclusiones del proyecto tienen una implicación clara para los profesionales sanitarios. «Los trastornos psiquiátricos se asocian a un mayor riesgo de mortalidad cardiovascular. Esto sugiere que la vigilancia y el tratamiento de las comorbilidades de ECV deben considerarse parte integrante de la gestión clínica de las personas con enfermedades mentales graves».

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