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Beyond EPICA Oldest Ice Core: 1,5 Myr of greenhouse gas – climate feedbacks

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Revelar los secretos climáticos que esconde el hielo antártico

Comprender nuestro pasado climático a través del análisis detallado del hielo antártico antiguo podría aumentar nuestra resiliencia de cara al futuro.

La capa de hielo de la Antártida oculta en ella un registro único de la historia del clima. Gracias a los datos obtenidos de testigos de hielo extraídos en esta región polar, un equipo de investigadores europeos ha logrado reconstruir el clima de los últimos 800 000 años. «El análisis de estos testigos de hielo nos indica que, si bien las concentraciones de gases de efecto invernadero han oscilado a lo largo del tiempo, ello siempre se producido dentro de unos límites restringidos», explica el coordinador del proyecto Beyond EPICA(se abrirá en una nueva ventana), Carlo Barbante, miembro del Instituto de Ciencias Polares(se abrirá en una nueva ventana), centro adscrito al Consejo Nacional de Investigación(se abrirá en una nueva ventana) de Italia. «Tan solo en los últimos doscientos años, las concentraciones de CO2 y metano han aumentado de forma desmedida». Otro hallazgo importante es que, hace más de 800 000 años, los ciclos glaciales cambiaron: en lugar de repetirse cada 40 000 años, comenzaron a hacerlo cada 100 000 años. «Algo ocurrió durante ese periodo», comenta Barbante. «Pero para entender mejor este fenómeno, nos dimos cuenta de que necesitábamos encontrar hielo aún más antiguo».

En busca de hielo con 1,2 millones de años de antigüedad

Para ello, se dedicaron varios años a recorrer la meseta antártica en busca de lugares adecuados para perforar el hielo. Finalmente, se encontró una ubicación a unos 35 kilómetros de la estación de investigación ítalo-francesa Concordia. Así pudo ponerse en marcha el proyecto Beyond EPICA, que dio continuidad a este trabajo previo financiado con fondos europeos. «Comenzamos a perforar en 2021 y hemos tenido temporadas muy buenas», agrega Barbante. «En enero de 2025, alcanzamos por fin la roca madre, a una profundidad de 2 800 metros, lo cual nos permitió acceder a hielo de hasta 1,2 millones de años de antigüedad, e incluso podría ser más antiguo». La extracción satisfactoria de estos testigos de hielo constituye un resultado importante. Su análisis proporcionará a los científicos información valiosa sobre la composición de la atmósfera terrestre hace más de un millón de años. Ya se han efectuado algunas mediciones preliminares «in situ», que han confirmado la antigüedad del hielo, pero ahora se llevarán a cabo análisis más detallados en laboratorios de Europa.

Análisis de testigo de hielo para recrear las condiciones climáticas

«Tras un increíble viaje de setenta y seis días por mar, las muestras de Beyond EPICA ya están en Bremerhaven», explica Barbante. «Se respetaron todos los protocolos de temperatura y las muestras están listas para ser preparadas para su análisis durante los próximos meses». Los testigos de hielo serán distribuidos de manera controlada a los laboratorios participantes para su análisis. Algunos de estos núcleos se derretirán, y el agua fluirá a través de canales que la conducirán hacia dispositivos de medición. De este modo, los investigadores analizarán la composición isotópica de las moléculas de agua, el contenido de polvo y la química. Los datos les ayudarán a reconstruir la atmósfera en ese momento. Otros investigadores analizarán las burbujas de aire atrapadas en el hielo, para analizar la composición de los gases de efecto invernadero.

Comprender nuestro pasado para construir un futuro sostenible

Para Barbante, investigar nuestro pasado lejano es absolutamente fundamental para construir un futuro sostenible. «Hoy en día, las concentraciones de gases de efecto invernadero son muy altas», apunta el investigador. «Al analizar periodos pasados con condiciones similares, podemos entender cómo se vieron afectadas las temperaturas y cómo respondieron los sistemas climáticos». Otra ventaja es que se puede afinar la precisión de los modelos climáticos a partir de datos del pasado. Esto ayuda a los investigadores a tener una idea de cuán útiles pueden ser estos modelos para predecir el futuro. El equipo confía en que este trabajo no solo contribuya a esclarecer por qué los ciclos glaciares parecen haber cambiado hace más de 800 000 años, sino que también posibilite nuevas estrategias para la mitigación del cambio climático. «Al comprender cómo funcionaba el clima en el pasado, podemos comprender mejor lo que está ocurriendo hoy y lo que podría suceder en el futuro», concluye Barbante.

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