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Bringing to market the world’s first integrated medical cooling system for minimizing brain damage in stroke patients.

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La refrigeración selectiva reduce las discapacidades relacionadas con el accidente cerebrovascular

Un innovador sistema de refrigeración para minimizar el daño cerebral en pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular se acerca a las aplicaciones clínicas.

Solo en Europa, más de un millón de personas sufrirán un accidente cerebrovascular este año. Un tercio de ellas sufrirán discapacidades permanentes, como movilidad limitada y funciones cognitivas afectadas. Estas minusvalías son consecuencia del daño cerebral causado por la obstrucción del flujo sanguíneo al cerebro, así como de otros daños posteriores a la reapertura de la arteria obstruida. Aunque la eficacia de los tratamientos para el accidente cerebrovascular ha mejorado con los años, muchos pacientes siguen teniendo dificultades para llevar una vida independiente. Esto ha llevado a explorar nuevas estrategias de tratamiento potenciales, como la neuroprotección adicional mediante hipotermia.

Nuevas técnicas de enfriamiento cerebral

Este fue el objetivo de CUCUMBER(se abrirá en una nueva ventana). El equipo del proyecto, financiado con fondos europeos, pretendía acercar al mercado novedosas técnicas de control estricto de la temperatura objetivo (TTM, por sus siglas en inglés), también conocidas como «enfriamiento cerebral». «Estabilizar la temperatura corporal central del paciente entre 32 °C y 36 °C puede favorecer la protección del cerebro y mejorar los resultados clínicos», explica el coordinador del proyecto CUCUMBER, Juergen Bardutzky, del Centro Médico de la Universidad de Friburgo(se abrirá en una nueva ventana), en Alemania. «La idea comenzó hace unos veinte años, cuando las pruebas iniciales en animales y cultivos celulares descubrieron que la hipotermia leve era neuroprotectora». Sin embargo, el reto de las dos últimas décadas ha sido que los estudios en humanos han sido, en el mejor de los casos, neutrales. Una razón clave para ello, explica Bardutzky, es que la hipotermia debe inducirse lo antes posible. En los seres humanos, esto provoca escalofríos y dolor en los pacientes despiertos. «En la mayoría de los estudios no se logró bajar a la temperatura objetivo», añade Bardutzky. «Las experiencias fueron malas para el cerebro(se abrirá en una nueva ventana), y malas para los pacientes».

Más cerca de las aplicaciones clínicas

El equipo de CUCUMBER se basó en trabajos anteriores para desarrollar un dispositivo que suministra TTM al cerebro, lo que facilita el tratamiento del accidente cerebrovascular y mejora la evolución de los pacientes. El dispositivo, denominado CoolConnect, enfría al paciente en treinta minutos y no molesta al radiólogo que realiza la trombectomía. Los estudios iniciales revelaron que el dispositivo, que suministra refrigerante al cerebro a través de un catéter nasal, logra enfriar sin causar dolor ni sufrimiento al paciente. El cerebro absorbe el efecto refrigerante protector, y la hipotermia solo se desarrolla más tarde a través de la circulación sanguínea en todo el cuerpo. El objetivo de CUCUMBER era facilitar los estudios y ensayos necesarios en el camino hacia la comercialización. «Hay que tener en cuenta muchas normas y consideraciones éticas», señala Bardutzky. «Todo esto lleva su tiempo».

Permitir el cambio de las directrices clínicas

En el proyecto se llevaron a cabo con éxito estudios de seguridad y se consiguió una prórroga para empezar a trabajar en el punto principal: un estudio multicéntrico, aleatorizado y controlado en Alemania. Se ha identificado a unos cuarenta y cinco pacientes, con el objetivo de llegar a implicar a más de cuatrocientos pacientes en total. Tras la finalización del proyecto, este trabajo está siendo financiado por el socio del consorcio BrainCool(se abrirá en una nueva ventana). «Ahora podemos avanzar», afirma Bardutzky. «Tenemos cuatro hospitales involucrados y empezaremos a contratar personal en breve. Nuestro objetivo es trabajar con dos o tres pacientes al mes, lo que nos llevará alrededor de un año y medio». Se espera que este ensayo demuestre los claros beneficios del TTM y permita modificar las directrices clínicas para tener en cuenta las ventajas de los tratamientos hipotérmicos. «Esto significará que más pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular podrán vivir de forma independiente y volver al trabajo», afirma Bardutzky. «Esto beneficia a la economía y a los pacientes para que puedan salir del hospital».

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