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DIGItal Tools to help AgroForestry meet climate, biodiversity and farming sustainability goals: linking field and cloud

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Las herramientas de explotación de datos aprovechan el potencial de la agrosilvicultura

Investigadores y agricultores colaboran en la creación de herramientas digitales de apoyo, con el objetivo de mejorar las prácticas de gestión sostenible de la tierra.

La agrosilvicultura, que combina prácticas agrícolas y forestales, es conocida por ofrecer una serie de beneficios(se abrirá en una nueva ventana) como una mejor mitigación y adaptación al cambio climático, la mejora de la biodiversidad y la conservación del suelo. Sin embargo, la adopción generalizada de la agrosilvicultura por parte de los agricultores se ha visto obstaculizada por la falta de claridad sobre la mejor manera de planificar y supervisar los beneficios económicos, medioambientales y sociales previstos. «Otro reto es que la agrosilvicultura depende en gran medida del contexto y de los conocimientos locales para maximizar su productividad, rentabilidad, sostenibilidad y servicios ecosistémicos más amplios», afirma Marie Gosme, coordinadora del proyecto financiado con fondos europeos DIGITAF(se abrirá en una nueva ventana).

Diseño conjunto para satisfacer las necesidades de las partes interesadas

El proyecto DIGITAF se puso en marcha para fomentar la adopción de la agrosilvicultura aprovechando los avances de las tecnologías digitales. La idea era recopilar, sintetizar y analizar los datos de la agrosilvicultura, con el fin de crear herramientas de apoyo a la toma de decisiones mediante la ayuda de los agricultores y otras partes interesadas clave de la cadena de valor. Para lograrlo, el equipo del proyecto identificó tres grupos clave con los que colaborar. El primero, los profesionales de la agrosilvicultura, incluía a agricultores y terratenientes que buscaban aumentar la productividad y el rendimiento económico mediante prácticas más sostenibles. El segundo grupo incluía a los responsables políticos y las administraciones que crean, aplican y supervisan las normativas relacionadas con la agrosilvicultura, a nivel regional, nacional y europeo. Por último, se identificaron los beneficiarios de los productos y servicios, incluidos mayoristas, minoristas y organizaciones que comercian con el secuestro de carbono y los beneficios de la biodiversidad. El proyecto DIGITAF creó laboratorios vivientes en seis países Chequia, Finlandia, Alemania, Italia, Países Bajos y Reino Unido(se abrirá en una nueva ventana) integrados por representantes de estos distintos grupos objetivo para identificar las necesidades prioritarias, las brechas de conocimiento y las limitaciones de las herramientas existentes. También se trabajó en la cartografía de las relaciones entre las partes interesadas a lo largo de la cadena de valor. «La responsabilidad del éxito de la implantación de la agrosilvicultura no recae solo en los agricultores; la cadena de valor es tan fuerte como su eslabón más débil», explica Waas Thissen, coordinador de los laboratorios vivientes. También se realizó un análisis financiero de una explotación representativa de cada laboratorio viviente para poder comparar los sistemas de agrosilvicultura con los sistemas sin árboles de referencia. «Nuestros resultados mostraron una enorme diversidad en el rendimiento financiero (de la agrosilvicultura)», añade Gosme. «Por ejemplo, los períodos de amortización oscilaron entre tres en el estudio de caso finlandés y trece años en el británico». Ello sugiere la importancia de un apoyo financiero sensible al contexto local, como las subvenciones.

Veinte herramientas agroforestales a prueba

Se desarrollaron o mejoraron unas veinte herramientas, que se presentan en un catálogo(se abrirá en una nueva ventana) de acceso abierto. El catálogo se ha organizado por etapas de la agrosilvicultura (familiarización, diseño del sistema, plantación, gestión, evaluación, predicción del rendimiento o comprensión de los mecanismos detallados), y por tipo de sistema, como silvopastoral o silvopastoral. Cada laboratorio viviente seleccionó las herramientas que iba a probar en función de sus necesidades e intereses específicos, como el diseño y el rendimiento de los sistemas de agrosilvicultura, la agricultura del carbono, el análisis financiero, la biodiversidad y la salud del suelo. A continuación, se evaluó su utilidad y facilidad de uso, y los usuarios hicieron recomendaciones concretas para mejorarlas. Una vez mejoradas las herramientas, se presentarán a un público más amplio mediante una serie de seminarios web. También se evaluaron las herramientas según los principios de datos localizables, accesibles, interoperables y reutilizables, utilizando una hoja de puntuación desarrollada por DIGITAF. Algunos ejemplos de éxito son el integrador del SIP(se abrirá en una nueva ventana) y la brújula de sostenibilidad del SIP(se abrirá en una nueva ventana), que por primera vez proporcionan acceso en toda Europa al sistema de identificación de parcelas (SIP) superpuesto con conjuntos de datos de acceso abierto de Copernicus (entre otros). Ello permite realizar análisis paisajísticos detallados del impacto ambiental y comparaciones con las explotaciones vecinas.

Más datos para obtener más beneficios

La agrosilvicultura está reconocida como una solución prometedora para la adaptación al cambio climático (por ejemplo, a través del microclima) y la mitigación (por ejemplo, a través del almacenamiento de carbono en los árboles y el suelo), combinada con el aumento de la resiliencia (por ejemplo, a través de la diversificación de cultivos) y la biodiversidad (por ejemplo, a través del uso de setos). Las herramientas y técnicas de DIGITAF, diseñadas para potenciar esos beneficios, se alinean bien con los objetivos de una serie de políticas de la Unión Europea como el Pacto Verde Europeo(se abrirá en una nueva ventana), la Estrategia «De la Granja a la Mesa»(se abrirá en una nueva ventana) y la Estrategia en favor de los Bosques para 2030(se abrirá en una nueva ventana). «Algunas de nuestras herramientas ya podrían estar teniendo un impacto, como el “mapa de desiertos forestales”(se abrirá en una nueva ventana) que identifica las regiones con menor cobertura forestal, para ayudar a los responsables de la toma de decisiones a orientar mejor sus iniciativas de plantación de árboles», afirma Gosme. Mientras tanto, mediante la experimentación con agricultores pioneros, el equipo sigue aumentando la cantidad de datos disponibles sobre la agrosilvicultura, con el fin de aprovechar los avances tecnológicos en ámbitos como la inteligencia artificial.

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