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El poder de las plantas puesto al servicio de la lucha contra el cáncer

Los investigadores del proyecto comunitario CASCADE están estudiando por qué las hormonas de origen vegetal reducen el riesgo de cáncer de mama. El proyecto CASCADE tiene como objetivo conocer los efectos de las sustancias químicas alimentarias en la salud, en particular en ...

Los investigadores del proyecto comunitario CASCADE están estudiando por qué las hormonas de origen vegetal reducen el riesgo de cáncer de mama. El proyecto CASCADE tiene como objetivo conocer los efectos de las sustancias químicas alimentarias en la salud, en particular en los sistemas hormonales. Durante una conferencia celebrada en Bruselas el 12 de diciembre en torno a proyectos comunitarios de investigación en calidad y seguridad alimentaria, Sari Mäkelä, profesora de la Universidad finlandesa de Turku, presentó sus trabajos sobre los lignanos, que son un tipo de fitoestrógeno, o sustancia química de origen vegetal con características estrogénicas. Los estrógenos fabricados por el cuerpo humano son necesarios para el desarrollo y funcionamiento de los órganos reproductivos y otros órganos tanto del hombre como de la mujer. Los niveles de estrógenos en el organismo son regulados por el sistema de retroalimentación. La exposición, alimentaria por ejemplo, del organismo a niveles excesivos de estrógenos puede causar problemas. «Se conocen varias enfermedades comunes relacionadas con los estrógenos», afirma la profesora Mäkelä. «Se ha planteado la hipótesis de que los compuestos ambientales parecidos a los estrógenos desempeñan un papel importante en el desarrollo del cáncer de mama». Para complicar aún más las cosas, parecer ser que, mientras algunos estrógenos ambientales causan cáncer de mama, otros, como el tamoxifeno, lo combaten. Los resultados obtenidos en investigaciones anteriores de los científicos de CASCADE apuntan que los lignanos retrasan o inhiben el crecimiento de células cancerígenas en modelos experimentales. Los lignanos se encuentran en todo tipo de alimentos, desde semillas de lino o sésamo, con excelentes niveles de lignanos, hasta fruta, verdura, legumbres y bayas, pasando por el té y el vino tinto. La profesora Mäkelä y su equipo están investigando la interacción exacta entre los lignanos alimenticios y el sistema de señalización de estrógenos del organismo. Los microbios presentes en el intestino transforman los lignanos de vegetales a mamíferos, denominados enterolactona. Los investigadores han descubierto que en los cultivos celulares la enterolactona induce una respuesta parecida a la de los estrógenos del propio cuerpo, mientras que en los ratones induce una respuesta parcialmente similar a la que dan los estrógenos producidos por el organismo. La fase siguiente será la determinación de la interacción entre la enterolactona y los receptores de estrógenos en el organismo y, a más largo plazo, la posibilidad de acreditar los beneficios de los lignanos en la reducción del riesgo de cáncer con un grado de evidencia suficiente. Sin embargo, la profesora Mäkelä advierte que, en materia de cáncer, los lignanos no son la panacea universal. «Los lignanos, como parte de una dieta sana y un estilo de vida saludable, pueden contribuir a reducir el riesgo de cáncer de mama, pero no ofrecen una solución completa», señala. «Cada uno es responsable de cómo vive; ésta es la clave». La conferencia de investigación en calidad y seguridad alimentaria fue todo un éxito, con una participación de 180 representantes de centros y consejos de investigación, asociaciones industriales, organismos consultivos y responsables políticos.

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