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El valor monetario de la eficacia energética capta la atención de los consumidores

Ayudar a los consumidores a comprometerse con los productos con eficacia energética resulta de vital importancia para la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático. La inclusión de los costes económicos a lo largo de la vida de un producto en la etiqueta de la clase energética podría ser justo el incentivo que todos necesitamos.

Energía icon Energía

Comprender cómo los consumidores toman sus decisiones de compra es fundamental para fomentar una transición hacia productos con una mayor eficacia energética a lo largo de su vida útil. Si bien cada vez más se exige el etiquetado con las «clases» energéticas, no está claro si esto repercute y cómo en la toma de decisiones y qué otros factores pueden intervenir. El coste es un factor importante para las decisiones de compra de la mayoría de las personas. Sin embargo, extrapolar los costes financieros a lo largo de la vida de un producto resulta casi imposible sin datos específicos e individualizados, lo cual deja en manos de los consumidores la decisión de si vale la pena gastar más para comprar un producto que es «bueno para el medio ambiente». El proyecto CONSEED, financiado con fondos europeos, tiene como objetivo estudiar el proceso de inversión en eficacia energética.

El dinero manda, ¿pero escuchan las personas?

Eleanor Denny, coordinadora del proyecto y profesora asociada de Economía en el Trinity College de Dublín, explica: «Nuestro modelo de decisión identificó un gran número de posibles beneficios, costes, facilitadores y barreras para la adopción de tecnologías con menor consumo de energía y la principal pregunta de nuestra investigación era si proporcionar información energética en términos monetarios animaría a las personas a comprar más productos con eficacia energética». Once encuestas nacionales a gran escala de determinados productos en cinco países se centraron en: electrodomésticos, inmuebles residenciales, vehículos particulares, tractores, sistemas de calefacción y refrigeración del sector hotelero, inmuebles comerciales y maquinaria industrial. Tres ensayos de campo analizaron decisiones de compra concretas de hogares, a saber: un ensayo de campo sobre electrodomésticos realizado en tiendas, un ensayo de campo en línea sobre el mercado inmobiliario y un ensayo de campo realizado en tiendas del mercado automovilístico. Los tres experimentos de elección discreta presentaron a los participantes la opción de elegir entre dos productos de la misma categoría que difieren en varias características, como el precio y la eficacia energética.

El dinero manda más cuando la eficacia energética es más importante

Según Denny: «Las etiquetas monetarias aumentaron la demanda de eficacia energética. El aumento fue considerablemente mayor en los productos con un gasto energético más elevado como los coches y los inmuebles, y muy inferior o insignificante en los electrodomésticos». Por ejemplo, un ensayo de campo llevado a cabo en Irlanda investigó cómo el hecho de añadir previsiones de costes energéticos anuales al anuncio de un inmueble influía en los precios de venta y alquiler. La cantidad de personas dispuestas a pagar por una mayor eficacia energética aumentó en las zonas en que se mostró la etiqueta monetaria, lo cual sugiere que la demanda de eficacia energética aumentaba debido al etiquetado monetario. Los resultados mostraron que la mayoría de los hogares europeos son conscientes del valor de la eficacia energética a la hora de invertir. Sin embargo, la influencia que ejerce sobre la inversión es variada y su falta de adopción se debe en parte a falta de asequibilidad o financiación. CONSEED formuló tres recomendaciones clave. La primera, que debería haber etiquetas monetarias en el punto de venta, en particular, para grandes inversiones como los inmuebles y los automóviles. En segundo lugar, el etiquetado tendría que explicar las diferencias de consumo entre países y hogares, quizás con calculadoras comparativas de costes energéticos en la tienda o en línea que tengan en cuenta factores específicos de los hogares. Por último, debería disponerse de financiación a largo plazo para la eficacia energética con unas condiciones que reflejaran el mayor período de amortización de las inversiones energéticas. El equipo ha sensibilizado al público a través de informes políticos, comunicados para la industria, carteles, fichas informativas, vídeos, conferencias y revistas científicas, así como en los medios de comunicación. Los resultados del proyecto ya se emplean como información para revisar el etiquetado energético a escala nacional. Puede que le sorprenda gratamente encontrar los datos económicos además de la calificación energética cuando compre su próxima vivienda o automóvil.

Palabras clave

CONSEED, energía, eficacia energética, etiquetado, hogar, inmuebles, consumidores, coste, automóvil, electrodomésticos, sostenibilidad, clima, política

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