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Global patterns of intraspecific variation in tree resilience to drought

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Los anillos de los árboles revelan la vulnerabilidad de un bosque ante la sequía

Las sequías asociadas al cambio climático reducen el crecimiento de los árboles y provocan episodios de mortalidad arbórea, que repercuten de forma grave y generalizada en los ecosistemas forestales. La resistencia de los árboles al impacto de la sequía será decisiva para mantener ecosistemas funcionales.

Alimentos y recursos naturales icon Alimentos y recursos naturales

Estudiar la capacidad de resiliencia de los árboles es fundamental para predecir si las especies arbóreas se adaptarán, desplazarán su área de distribución o se extinguirán tras los rápidos cambios ambientales que se prevén en la mayoría de los modelos climáticos. Dado que la repercusión de la sequía sobre el crecimiento de los árboles puede afectar a su supervivencia y, por tanto, a la productividad de la madera y a la conservación de los bosques, es crucial evaluar cómo se puede mitigar el cambio climático e identificar las señales tempranas asociadas a la mortalidad de los árboles para mejorar la gestión forestal. En el proyecto TreEsilience, financiado con fondos europeos, se han analizado dichas señales para comprender mejor el impacto del cambio climático. «La sequía afecta al crecimiento de los árboles de forma diferente entre las distintas poblaciones y dentro de ellas; por tanto, identificar las procedencias o los árboles individuales que sean más resistentes podría aumentar el éxito de futuras prácticas de gestión y conservación», explica Lucía DeSoto, investigadora principal del proyecto TreEsilience. Con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie, DeSoto descubrió que los árboles que morían durante la escasez de agua habían sido menos resilientes en sequías previas no letales en comparación con los árboles coexistentes de la misma especie supervivientes en su misma población. «Este resultado clave evidencia la relación entre el riesgo de mortalidad y las diferencias observadas anteriormente en las estrategias de resiliencia a la sequía, reflejadas en el crecimiento de los anillos arbóreos», afirma.

Una nueva forma de evaluar el potencial de resiliencia

Según le consta a DeSoto, el proyecto es el primero que evalúa las relaciones directas entre resiliencia a la sequía y riesgo de mortalidad futura, «sobre todo porque es difícil evaluar empíricamente tanto la resiliencia como la mortalidad en un mismo árbol». La novedad se halla en usar los datos de los anillos arbóreos, que permiten efectuar una cuantificación retrospectiva de los efectos de la sequía con resolución anual para numerosos ejemplares, poblaciones y especies. El equipo, establecido en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas español en Almería, utilizó dos bases de datos: el International Tree Ring Data Bank (ITRDB) y una base de datos de crecimiento de anillos de árboles-mortalidad (CAA-mortalidad). El ITRDB contiene 172 054 series de anillos de árboles encontrados en 4 438 ubicaciones. La base de datos CAA-mortalidad recoge datos de anillos de 2 970 árboles muertos y 4 224 vivos pertenecientes a 36 especies en 190 lugares, en los que la mortalidad fue inducida principalmente por factores de estrés, como la sequía. «Ambas bases de datos contienen datos de anillos de árboles obtenidos principalmente de coníferas y de los ecosistemas templados, mediterráneos y boreales del hemisferio norte. Admitimos que la cobertura espacial de nuestro conjunto de datos es limitada, aunque abarca una gran variación en las condiciones geográficas y climáticas dentro de esas regiones», añade DeSoto. Dado que la disponibilidad de agua y la temperatura afectan al rendimiento de los árboles, se espera que las poblaciones con climas adecuados tengan mayores tasas de crecimiento, observables en los anillos de los árboles con una resolución anual. De este modo, los investigadores obtienen una perspectiva sobre los sucesos posiblemente estresantes. Como explica DeSoto: «Los datos de los anillos de los árboles de cada especie se combinaron con la “idoneidad climática”. La idoneidad climática se obtiene mediante una modelización de la distribución de las especies, que crea un modelo del nicho abiótico para cada especie. Así es posible caracterizar las condiciones hídricas de las poblaciones y describir los gradientes de las condiciones ambientales para el área de distribución de cada especie».

Hacer buen uso de la información

A partir del trabajo efectuado, DeSoto considera que es evidente que los modelos de distribución de las especies deben tener en cuenta que la respuesta al clima no es homogénea a lo largo de toda el área de distribución de una determinada especie arbórea. Los resultados del proyecto se incorporarán a los modelos de distribución de especies para identificar los puntos críticos y las especies arbóreas vulnerables con propósitos de conservación, junto con las procedencias de los árboles de mayor resistencia, adecuados para lograr una forestación más eficiente. «Nos gustaría desarrollar un protocolo para identificar como candidatos para la tala a los árboles que tienen menos posibilidades de sobrevivir a futuras sequías. Así se conseguiría una evolución forestal asistida». El proyecto busca ahora profesionales, responsables políticos y partes interesadas dispuestos a utilizar el protocolo y evaluar su viabilidad.

Palabras clave

TreEsilience, sequía, anillos de árboles, resiliencia arbórea, mortalidad de los árboles

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