El pescado, clave para corregir los desequilibrios del sistema alimentario
El término «seguridad alimentaria» hace referencia a la capacidad de que todas las personas, en todo momento, puedan acceder a una cantidad suficiente de alimentos que cubran sus necesidades nutricionales. Este concepto suele desglosarse en cuatro pilares básicos, a saber: disponibilidad, acceso, estabilidad (si hay suficientes alimentos disponibles a lo largo del tiempo) y utilización (la calidad de los nutrientes de esos alimentos). «La política alimentaria se ha solido centrar sobre todo en la disponibilidad y la estabilidad», explica la coordinadora del proyecto FAIRFISH(se abrirá en una nueva ventana), Christina Hicks, de la Universidad de Lancaster(se abrirá en una nueva ventana) del Reino Unido. «El resultado son tiendas repletas de alimentos de conservación prolongada que, por lo general, tienen un bajo valor nutricional. Una atención insuficiente a la calidad puede provocar deficiencias nutricionales». El proyecto FAIRFISH fue financiado por el Consejo Europeo de Investigación(se abrirá en una nueva ventana). Hicks también señala que hacer hincapié en la disponibilidad también subestima si las personas pueden acceder de verdad a los alimentos, ignorando factores como la precariedad social, la riqueza y la geografía.
Modelo predictivo de los valores nutricionales
En el proyecto FAIRFISH se pretendía corregir este desequilibrio centrándose en el pescado: un alimento sostenible y nutritivo que podría ayudar a abordar mejor los aspectos de acceso y utilización de la seguridad alimentaria. «Cuando se habla del pescado, muchas personas suelen pensar en la https://cordis.europa.eu/project/id/871108/es (acuicultura)», comenta Hicks. «Sin embargo, cerca de la mitad del pescado que se consume procede de la pesca en aguas naturales, y de esa cantidad, mitad de ella proviene de la pesca artesanal: personas o familias que salen en pequeñas embarcaciones y que alimentan a cientos de millones de personas de países de renta baja y media». En primer lugar, el equipo de proyecto estudió cómo el pescado podría resolver el problema de la calidad en la seguridad alimentaria. Para ello, se recopilaron datos nutricionales de unas seiscientas especies. «Existe una enorme variación en los tipos de que comemos», comenta Hicks. «Nos propusimos identificar la información nutricional disponible y detectar qué aspectos siguen sin abordarse». Con esos datos, el equipo creó un modelo predictivo con para estimar el valor nutricional de miles de especies. Su investigación se presentó en un artículo publicado en «Nature»(se abrirá en una nueva ventana).
Estudio de la dinámica del poder local y mundial
«También analizamos el acceso», agrega Hicks. «¿Quién es el que puede comer de verdad pescado? ¿Cómo influyen en ello las dinámicas de poder locales y mundiales?». que, aunque se extraen grandes cantidades de nutrientes del mar, ese valor nutricional no siempre se refleja en la alimentación de las comunidades locales. «Demostramos que, aunque los mercados tienen una gran importancia a la hora de respaldar la seguridad alimentaria, estos no funcionan de forma equitativa en todos sitios», apunta Hicks. «Por ejemplo, el mercado de la harina de pescado aleja la extracción de nutrientes clave de las regiones tropicales y de África Occidental».
Apoyar un sistema alimentario más equitativo
En el proyecto se corroboró que, si bien el suministro de pescado puede mejorar el aspecto de la calidad nutricional de la seguridad alimentaria, el acceso sigue siendo un tema complejo. Esto se relaciona con el concepto emergente de «soberanía alimentaria», que hace hincapié en la capacidad de las personas para decidir sobre su alimentación. «No necesitamos más micronutrientes; se trata más bien de cómo apoyar un sistema alimentario más equitativo que proporcione a todos lo que necesitan», explica Hicks. «Uno de los problemas que detectamos fue la falta de datos compartidos entre sectores como la pesca, el comercio y la financiación». El proyecto FAIRFISH tiene como objetivo mejorar la interrelación entre estos sectores, en parte mediante el libre acceso a datos y conocimientos. El equipo del proyecto ha subido todos sus hallazgos a la base de datos FishBase(se abrirá en una nueva ventana), que ofrece a sus usuarios un nivel adicional de información valiosa sobre nutrientes.