¿Cómo se elige en quién confiar más?
¿Estudió en un colegio público y trabajó para pagarse la universidad? ¿O asistió a un colegio privado y disfrutó de unas vacaciones en Saint-Tropez? A la hora de decidir en quién confiar, ¿pesan más los orígenes humildes y la crianza sencilla que los privilegiados? Según un estudio dirigido por la Universidad de la Columbia Británica, en Canadá, es probable que se muestre más confianza en aquellas personas que crecieron con menos. Y no es de extrañar, ya que las personas se sienten atraídas por las historias de superación. Los hallazgos del estudio se publicaron en «Journal of Personality and Social Psychology»(se abrirá en una nueva ventana).
Una cuestión de confianza
«La confianza es clave para unas relaciones sanas. Sin ella, las relaciones sentimentales pueden fracasar, el ambiente laboral puede empeorar y las divisiones sociales pueden acrecentarse», manifestó Kristin Laurin, catedrática de Psicología en la Universidad de la Columbia Británica y autora principal del estudio, en una nota de prensa(se abrirá en una nueva ventana). «¿Pero qué hace que las personas confíen en alguien en primer lugar?». Los investigadores efectuaron varios experimentos, en los que participaron más de mil novecientos voluntarios, para examinar en qué medida su clase social pasada y presente influía en el nivel de confianza que los demás depositaban en ellos. Uno de los experimentos consistió en un juego contra jugadores ficticios (dignos de confianza) cuyo trasfondo socioeconómico durante su infancia era muy diferente. Los participantes reales (depositantes de confianza) recibieron 10 papeletas para el sorteo de dos tarjetas regalo de 100 USD (63 EUR). Estos podían transferir las papeletas a una de las personas dignas de confianza y se les dijo que todas las papeletas transferidas a alguna de ellas se triplicarían. La persona digna de confianza podía devolver la cantidad de papeletas que quisiera, ya fueran muchas o pocas. Para saber en qué medida creían que se les devolvería la confianza, tenían que responder a esta pregunta: «Si le das las diez papeletas a esta persona, ella tendrá treinta. ¿Cuántas crees que te devolvería?». Los resultados revelaron que los depositantes de confianza transferían más papeletas a las personas de confianza con un nivel socioeconómico más bajo, independientemente de que fuera en el pasado o en la actualidad. También anticipaban que las personas de confianza procedentes de un entorno socioeconómico desfavorecido devolverían más papeletas.
Cuando menos es más
«Nuestra investigación demuestra que las personas establecen una distinción clara entre la infancia de alguien y su situación actual», explicó Laurin. «En general, percibían a las personas que crecieron en hogares de ingresos bajos como más integras y dignas de confianza. Si bien a veces mostraban confianza en quienes pertenecen a una clase social baja en la actualidad, no siempre creían que esas personas honrarían esa confianza». El estudio sugiere que la forma en que las personas se presentan en situaciones que requieren confianza podría ser clave. «Por ejemplo, si siempre has dispuesto de recursos económicos, puede que quieras restar importancia a ese pasado y centrarte en el presente, mientras que si siempre has tenido dificultades económicas, dejar claro que tus orígenes fueron humildes podría jugar a tu favor», añade la investigadora. Laurin recalcó que la investigación se centró en las expectativas de confianza, y no en si las personas que crecieron en un hogar de ingresos bajos son de verdad más dignas de confianza. «No examinamos si la clase social de la infancia o la actual de una persona influye en su comportamiento. Esa es una cuestión para estudios futuros, sobre todo para entender cuándo se pierde la confianza o cuándo se desaprovechan las oportunidades de confiar en los demás de forma justa».