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¿No le gusta hacer ejercicio? Entrene su cerebro para que piense lo contrario

Una nueva investigación muestra cómo entrenar al cerebro para disfrutar del ejercicio.

¡Tal vez la idea de hacer ejercicio le haga correr en la dirección opuesta! O quizás quiera incorporar el ejercicio a su rutina, pero siempre se le ocurren excusas. Casi siempre esto depende más de la mente que del cuerpo. Ahora bien, hablemos sobre la mente. Un equipo de investigación de la Universidad Internacional de Florida (FIU) reveló que nuestro cerebro, y no solo nuestro cuerpo, es la clave de cómo respondemos al malestar físico mientras hacemos ejercicio. Los hallazgos se publicaron en la revista «Stress and Health»(se abrirá en una nueva ventana).

La ciencia de la fuerza mental y la resiliencia

«Quizás usted piense que es poco tolerante, esa es su personalidad, y no hay nada que pueda hacer al respecto», comentó en una noticia(se abrirá en una nueva ventana) Marcelo Bigliassi, coautor del estudio y profesor adjunto de la FIU especializado en neurociencia impulsada por inteligencia artificial (IA) y en la conexión entre el cerebro y el cuerpo. «Nuestros datos demuestran lo contrario. Cuando damos a las personas mínimamente activas y poco tolerantes un poco de estrés físico, les proporciona un nuevo punto de referencia o comparación, por lo que les resulta más fácil volver a hacer algo difícil en otra ocasión». Pequeñas dosis de estrés físico son capaces de recablear la tolerancia mental. Esto es lo que hace que sea más fácil de aguantar cuando se trata de desafíos físicos. Podemos adquirir un cierto grado de fortaleza mental «entrenando» redes cerebrales clave para afrontar mejor la situación. «Tenemos que recordar que el estrés ha dado forma a la humanidad y es una de las únicas razones por las que hoy estamos aquí», afirmó Bigliassi. «Por tanto, la cuestión es: ¿Cómo podemos utilizarlo en nuestro beneficio?». Más de treinta voluntarios sanos que hacían poco o nada de ejercicio rellenaron un cuestionario antes de someterse a dos pruebas. Colocaron una mano en agua helada sin moverla ni cerrar el puño durante un máximo de tres minutos. Inmediatamente después, se subieron a una bicicleta de interior para pedalear rápidamente durante seis minutos. Los resultados mostraron que la intensidad máxima era tolerable, e incluso agradable y menos dolorosa. «[S]uperar nuestros límites cambia nuestra forma de percibir el estrés, el malestar y el dolor, y es la única manera de desarrollar las capacidades cognitivas que nos hacen mentalmente lo bastante resilientes como para enfrentar lo que se nos ponga delante», explica Bigliassi. «Hay que adecuar el nivel de complejidad a las capacidades actuales. El objetivo no es fracasar, fracasar y fracasar, porque entonces solo se sentirá fatal», añadió. «Queremos que haga cosas que le resulten difíciles a usted. A nadie más. Solo a usted».

Sin esfuerzo no hay recompensa

Dicen que no hay éxito sin trabajo duro. «Supongo que me gusta estresar a las personas», concluyó Bigliassi. «Pero es porque quiero que aprovechen el estrés, que no le tengan miedo. Si mi trabajo ayudara a alguien a ser más fuerte mentalmente y más resiliente, para tener una vida buena, larga y sana, pues sería increíble». Así que la cuestión es aceptar el estrés, no tenerle miedo. Afrontar el estrés físico y mental mientras se hace ejercicio ayuda a desarrollar la resiliencia. No olvide que nuestro cuerpo y nuestra mente se adaptan a través del desafío, no de la comodidad.

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