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Redefinir la restauración de obras de arte gracias a la colaboración transatlántica

Un equipo transatlántico está desarrollando técnicas de restauración de obras de arte más eficaces. Para ello, combina los avances europeos en materiales sostenibles y conservación del patrimonio con los conocimientos analíticos y las técnicas de conservación estadounidenses.

Los conservadores de todo el mundo se enfrentan al mismo problema: las obras de arte centenarias son frágiles y, con frecuencia, sufren daños por los contaminantes, la luz, la humedad o los intentos de restauración anteriores. Los métodos tradicionales de conservación pueden, en ocasiones, causar más perjuicios que beneficios. El proyecto GREENART(se abrirá en una nueva ventana) tiene por objeto reemplazar estos métodos por materiales biológicos no tóxicos y sistemas de suministro de precisión que protejan tanto a las obras de arte como a las personas que las manipulan.

Restauración colaborativa de obras de arte

Desde el principio, el proyecto exigió una colaboración transatlántica. Los socios europeos aportaron polímeros sostenibles, materiales nanostructurados y conocimientos de ciencia de la conservación, mientras que los equipos estadounidenses contribuyeron con técnicas analíticas avanzadas, acceso a importantes colecciones patrimoniales y experiencia en trasladar resultados de laboratorio a aplicaciones reales. La Universidad de Florencia y otras instituciones europeas lideraron el desarrollo de agentes de limpieza biodegradables, así como de recubrimientos funcionales basados en nanocelulosa y otros materiales de origen biológico. Estos agentes actúan sobre contaminantes concretos, desde barnices amarillentos hasta corrosión, sin afectar las superficies subyacentes. Por su parte, instituciones estadounidenses como el Museo Metropolitano de Arte(se abrirá en una nueva ventana), el Guggenheim(se abrirá en una nueva ventana), LACMA(se abrirá en una nueva ventana) y el Museo de Bellas Artes de Houston(se abrirá en una nueva ventana) han facilitado el acceso a instalaciones de análisis equipadas con técnicas de última generación, como espectroscopía, microscopía e imagen. A cambio, los socios estadounidenses se han beneficiado del conocimiento europeo en materiales y técnicas de restauración. «Tienen la tecnología, las colecciones y excelentes conservadores —comenta Piero Baglioni, coordinador de GREENART y catedrático de Química Física en CSGI-Universidad de Florencia(se abrirá en una nueva ventana) —. Esta colaboración transatlántica es perfecta para desarrollar materiales sostenibles y seguros». Los conservadores estadounidenses también aportan conocimientos prácticos con materiales de arte contemporáneo, desde esculturas polimateriales hasta delicadas sedas impresas, más difíciles de preservar que las obras tradicionales. Esto ha ampliado el alcance de GREENART al arte contemporáneo, donde cada milímetro cuadrado plantea un reto químico diferente. Este intercambio permite que los prototipos desarrollados en los laboratorios europeos se evalúen casi de inmediato en muestras de referencia en las instalaciones estadounidenses., y viceversa, lo que facilita la validación cruzada de resultados y el establecimiento de pautas de conservación más coherentes.

Uso de técnicas transatlánticas punteras

Los equipos colaboran estrechamente para perfeccionar formulaciones de materiales y técnicas de aplicación. Los datos analíticos estadounidenses ayudan a los químicos europeos a trabajar con nanomateriales: partículas extremadamente pequeñas con propiedades de superficie únicas que permiten una limpieza más precisa. A su vez, los conocimientos europeos se emplea para orientar las pruebas estadounidenses sobre la estabilidad de los recubrimientos. Un caso concreto fue el reto del Museo Metropolitano para limpiar seda pintada sin dañar los pigmentos. Para ello, los investigadores europeos adaptaron un hidrogel de uso médico, capaz de liberar pequeñas cantidades de agua que penetran solo unos pocos micrómetros antes de reabsorberse. Otro ejemplo es la eliminación de materiales no deseados de la superficie de pinturas valiosas de artistas como Jackson Pollock, Picasso o Roy Lichtenstein, entre otros. Combinado con el seguimiento estadounidense, el método funcionó tanto con textiles como con pinturas modernas delicadas. «Trabajamos de forma iterativa —explica Baglioni—. Hacen pruebas, nos dan su opinión y nos adaptamos. Sin esta comunicación directa y continua, el progreso sería mucho más lento». Los seminarios prácticos conjuntos y los intercambios de investigación periódicos contribuyen a que la ciencia responda a las necesidades reales de la conservación, garantizando soluciones adaptables a cualquier colección.

Una vida más allá de los museos

En GREENART se ha desarrollado geles y emulsiones biológicas, recubrimientos de nanocelulosa con propiedades protectoras y antimicrobianas, así como sensores inteligentes para supervisar las condiciones ambientales. Varios de estos materiales se están validando ya con objetos reales en Europa y Estados Unidos. Todos los materiales siguen un enfoque de seguridad y sostenibilidad desde el diseño(se abrirá en una nueva ventana), en el que su rendimiento e impacto ambiental se evalúan mediante análisis del ciclo de vida integrales. El equipo del proyecto ha elaborado asimismo directrices(se abrirá en una nueva ventana) de acceso abierto para museos, archivos y coleccionistas privados. Algunos materiales han empezado a utilizarse fuera del ámbito del patrimonio cultural, por ejemplo en cosmética y moda, gracias a su eficacia y suavidad a la hora de limpiar. Baglioni comenta: «Las soluciones que desarrollamos para el arte pueden tener una vida más allá de los museos. Pero la prioridad siempre es proteger el patrimonio de manera segura para las personas y el planeta». Frente a las crecientes amenazas que el cambio climático y la contaminación representan para el patrimonio cultural, iniciativas como GREENART cobran cada vez mayor relevancia. El proyecto demuestra cómo la investigación de vanguardia y la experiencia práctica en conservación pueden unirse para proteger tanto nuestro pasado como nuestro futuro.

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