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Agroforestry at the forefront of farming sustainability in multifunctional landscapes in Europe

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Los laboratorios vivientes de agrosilvicultura arrojan resultados positivos

Se pueden conseguir prácticas agrícolas sostenibles y productivas aplicando medidas de agrosilvicultura adaptadas a las necesidades específicas.

En la agrosilvicultura se integran árboles con cultivos o ganado para lograr beneficios ambientales, sociales y económicos. Por ejemplo, las raíces de los árboles ayudan a fijar el suelo y aumentar la materia orgánica, lo que reduce la erosión y favorece la eliminación de carbono. Los árboles también contribuyen a la biodiversidad, ya que proporcionan hábitats para la flora, fauna y los insectos beneficiosos, y pueden crear nuevas fuentes de ingresos para los agricultores gracias a productos como la madera, la fruta y los frutos secos.

Necesidad de laboratorios vivientes

Sin embargo, uno de los retos es que los árboles no generarán ingresos para los agricultores hasta pasados unos años desde su plantación. También existe una falta de conocimiento sobre los beneficios de la plantación de árboles dentro de la comunidad agrícola, así como una falta de apoyo financiero para establecer sistemas agroforestales y modelos empresariales asociados. El equipo del proyecto REFOREST(se abrirá en una nueva ventana), financiado con fondos europeos, trató de superar estas barreras poniendo en marcha ocho «laboratorios vivientes» y creando una plataforma de comunicación accesible para los agricultores. El objetivo era recoger ideas y llenar este recurso de información, guías y oportunidades de aprendizaje entre pares para facilitar a los agricultores la aplicación de la agrosilvicultura. «También queríamos explorar los modelos de financiación existentes, ya que la financiación pública es limitada y casi siempre inflexible», explica el coordinador del proyecto REFOREST, Martin Lukáč, de la Universidad Checa de Ciencias de la Vida en Praga(se abrirá en una nueva ventana). «Nuestro objetivo era apoyar la innovación y el desarrollo empresarial a partir de modelos de agrosilvicultura probados».

Aplicación de las prácticas de agrosilvicultura

En el proyecto se reunió a agricultores, académicos y asesores de ocho países europeos para crear los laboratorios vivientes. «Lo más importante es que cada laboratorio viviente se creó de forma diferente», explica Lukáč. «Abarcaban desde una explotación universitaria de gestión intensiva hasta una red de agricultores que gestionan decenas de miles de hectáreas. Esto nos dio la oportunidad de explorar los sistemas de agrosilvicultura con gran detalle y poner a prueba la aplicación de los nuevos conocimientos en entornos reales». En Bulgaria, por ejemplo, los agricultores querían aplicar prácticas de agrosilvicultura para impulsar la producción de miel ecológica, junto con otros productos. En España, mientras tanto, el laboratorio viviente consistía en una red de investigadores y partes interesadas en la agrosilvicultura, que estudiaban el diseño de las políticas y sus implicaciones. En Alemania, los agricultores aplicaron un método de de agrosilvicultura y gestionaron un sistema de agricultura comunitaria, al tiempo que evaluaron los costes y beneficios. «La participación de agricultores y asesores al principio fue importante para establecer los parámetros de nuestro trabajo», añade Lukáč. «Podemos elaborar rápidamente una breve lista de ideas sobre las que hacer un seguimiento. Una conclusión clave fue la importancia de establecer laboratorios vivientes basados en la confianza y el interés mutuo».

Centro virtual para entusiastas de la agrosilvicultura

Cada laboratorio viviente fue objeto de un estrecho seguimiento, y los resultados se publicaron en la plataforma Engagement Platform(se abrirá en una nueva ventana) de REFOREST. La misma es un centro virtual donde los entusiastas de la agrosilvicultura pueden colaborar, compartir soluciones y ayudar a impulsar la adopción de prácticas sostenibles de gestión de la tierra. «Ahora estamos estudiando cómo ampliar estos laboratorios vivientes y garantizar su sostenibilidad», señala Lukáč. «Estamos a punto de publicar pruebas sólidas basadas en el campo sobre el rendimiento agronómico, que es importante para los agricultores, y sobre los beneficios de la agrosilvicultura para el ecosistema, que es importante para los responsables políticos. También queremos conectar mejor los beneficios medioambientales y agronómicos con modelos de financiación escalables». El equipo del proyecto REFOREST ha contribuido notablemente a que el modelo estándar de agricultura deje de limitarse a la mera entrega de productos y pase a englobar los beneficios sociales y medioambientales. El siguiente paso, cree Lukáč, es garantizar que se pongan en marcha mecanismos de financiación para apoyar esta transición. «Esto ayudará a los agricultores a aprovechar uno de los principales puntos fuertes de la agrosilvicultura: la obtención de múltiples beneficios a partir de la misma parcela de tierra», afirma. «Ahora queremos colaborar con los responsables políticos en esta cuestión».

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