Un sistema de seguimiento para evitar la contaminación por virus de los alimentos Con el firme deseo de mejorar la seguridad alimentaria en Europa, el consorcio VITAL diseñó estrategias y planes de acción para aplicar prácticas de buena salud y seguridad en la cadena alimentaria. Su objetivo primordial fue el de evitar la contaminación virológica de los productos frescos, impidiendo así la transmisión de enfermedades de origen alimentario. Economía digital © Thinkstock Las cadenas de alimentos y piensos son intrínsecamente propensas a la contaminación en las diferentes fases comprendidas entre la producción y el consumo. Los sistemas actuales de vigilancia epidemiológica únicamente reaccionan y proporcionan información ante brotes de enfermedades producidas por la contaminación de alimentos. En consecuencia, es urgente la aplicación de estrategias eficaces de gestión de riesgos combinadas con medidas de prevención e intervención para impedir la contaminación alimentaria. El propósito del proyecto «Integrated monitoring and control of foodborne viruses in European food supply chains» (VITAL), financiado con fondos europeos, consistía en el suministro de evaluaciones de riesgo y gestión de la contaminación por virus patógenos en la cadena alimentaria europea, desde la granja hasta el mercado. Con el fin de reducir la incidencia y propagación de enfermedades víricas de origen alimentario, deberían tomarse ciertas medidas preventivas durante la producción, procesamiento, comercio y distribución de alimentos para evitar la contaminación inicial. A través del desarrollo de nuevos métodos y procedimientos de actuación estándar, o bien mediante la optimización de los ya existentes, los integrantes del proyecto VITAL centraron sus esfuerzos en seguir cuatro cadenas alimentarias, concretamente las de verduras de ensalada, bayas, cerdo y marisco. El seguimiento se llevó a cabo durante las fases de producción, procesamiento y en el punto de venta, mientras que el seguimiento de la cadena alimentaria del marisco se realizó únicamente en el punto de venta. El consorcio realizó una vigilancia de varios virus, incluyendo los norovirus, el virus de la hepatitis A, el virus de la hepatitis E, el adenovirus humano, el adenovirus porcino y el poliomavirus bovino, con el fin de distinguir la ruta humana o zoonótica de la contaminación de la cadena alimentaria. Los datos obtenidos revelaron una importante vulnerabilidad a la contaminación por virus en varios puntos de cada cadena alimentaria. El incumplimiento de las directrices de seguridad alimentaria (agua de riego de mala calidad, condiciones de salubridad e higiene de manos deficientes) puede dar lugar a vulnerabilidades a la contaminación por virus en las cadenas alimentarias. Con el fin de reducir el riesgo de contaminación y de ayudar a cumplir con los programas de seguridad, como por ejemplo las directrices del Codex, el consorcio desarrolló Fichas de Orientación para su uso en procedimientos de seguimiento intensivo. Visite la página web del proyecto para obtener estas fichas. Los miembros del consorcio estudiaron el impacto que tienen diferentes factores medioambientales, concretamente temperatura, turbidez y luz solar, en la supervivencia de los virus contaminantes. También se estudió la eficacia de las medidas de intervención, incluidas la desinfección con cloro y el tratamiento por luz ultravioleta, que se emplean normalmente para desactivar los agentes patógenos en la industria alimentaria. Los procedimientos de seguimiento propuestos ofrecen la sensibilidad necesaria para detectar contaminantes alimentarios y poder así tomar las medidas de intervención adecuadas. La adopción a largo plazo de las recomendaciones realizadas por el proyecto VITAL tanto a nivel nacional como europeo ayudaría a evitar la contaminación por virus en la cadena alimentaria.
