Skip to main content
European Commission logo print header

Imaging Innate Immunity of Staphylococcal Infections

Article Category

Article available in the following languages:

Un fármaco nuevo para perseguir al SARM hasta el último rincón

Un investigador de la UMC de Utrecht ha logrado desarrollar una prueba de concepto farmacológica capaz de destruir los componentes intracelulares del Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM). Estos componentes le permiten resistir a los antibióticos y provocan buena parte de la enorme mortalidad relacionada con esta bacteria.

Salud icon Salud

S. aureus, y más en concreto su forma resistente a la meticilina, es de unos años a esta parte una de las consecuencias más nefastas de las hospitalizaciones. Su variante extrahospitalaria es incluso más peligrosa y virulenta, y afecta a personas por lo general sanas sobre todo en Norteamérica. Esta enfermedad suele localizarse en la piel y los tejidos blandos y provoca abscesos localizados que pueden tratarse con los antibióticos a los que responde todavía el SARM, vancomicina y rifampicina. No obstante, en algunos casos, el SARM degenera en una fascitis necrotizante y cuando accede al torrente sanguíneo se propaga por el organismo al completo. La mortalidad en estos casos se eleva al 30 % aproximadamente. «El SARM se considera una superbacteria por su resistencia a los antibióticos, pero yo le otorgaría ese apodo por una razón distinta; su capacidad para evitar las respuestas inmunitarias innatas», indicó el Dr. Bas Surewaard, coordinador del proyecto PSMS-IN-INFLAMMATION para la UMC de Utrecht. «Staphylococcus posee un arsenal impresionante de factores de virulencia que le permitirían evadir o eliminar cualquier célula inmunitaria del organismo. Incluso cuando la absorben los fagocitos, situación en la que desaparecen la mayoría de las bacterias, el SARM despliega varios mecanismos destinados a resistir e incluso multiplicarse en ese entorno dañino». Esto implica que no existe una vacuna capaz de erradicar el SARM y que es necesario estudiar en mayor medida sus factores de virulencia. Curiosamente, solo una parte relativamente pequeña de los factores de virulencia se han asociado al SARM extrahospitalario. Las modulinas solubles en fenol (PSM) es uno de ellos, y el Dr. Surewaard se propuso analizar sus funciones. Su trabajo consistió en el empleo de una técnica vanguardista denominada microscopia intravital confocal de discos giratorios (SD-IVM) para realizar un seguimiento en tiempo real de la respuesta inmunitaria de la bacteria en ratones anestesiados. «Esta técnica es muy potente pues combina la ubicación y el momento en el que se producen las respuestas inmunitarias en animales vivos. Desafortunadamente, nuestro objetivo inicial, que era investigar la función de las PSM en las infecciones de la piel, resultó demasiado complicado para estudiarlo mediante imágenes de la piel debido a que el colágeno y la grasa nos impedían obtener datos relevantes con SD-IVM. Nuestro interés se depositó entonces en la bacteriemia estafilocócica y su influencia en el hígado», explicó el Dr. Surewaard. Al inyectar SARM en el torrente sanguíneo, el Dr. Surewaard descubrió que la célula de Kupffer, un macrófago especializado ubicado en el hígado, capturó el 90 % de las bacterias. Dedicó entonces su labor investigativa a dar con la forma por la que estas bacterias sobreviven o no a las células de Kupffer y los mecanismos implicados. «Descubrimos que el 90 % del SARM ingerido por las células de Kupffer desaparece en las primeras ocho horas de la infección en una forma dependiente de las especies de oxígeno reactivo. No obstante, el 10 % restante puede resistir el ataque de las células de Kupffer y multiplicarse en ellas. Ahí encuentran protección contra los antibióticos de última línea de defensa como la vancomicina. Esto explicaría por qué los pacientes hospitalarios precisan tratamientos con este fármaco durante entre dos y seis semanas, mientras que en un tubo de ensayo las bacterias mueren en cuestión de horas», explicó el Dr. Surewaard. Desde ese instante se empezó a buscar formas de administrar los antibióticos en estas células. La solución vino de la mano de los liposomas incluidos en la vancomicina, denominados vancosomas por el Dr. Surewaard. Las células de Kupffer absorbieron con eficacia estos vancosomas y destruyeron las bacterias de SARM en su interior, evitando así que la pasasen a otros órganos. Si bien los vancosomas se consideran un fármaco de «prueba de principio», el Dr. Surewaard colabora con el Centro de Investigación y Desarrollo Farmacológico (CDRD) de Vancouver (Canadá) para desarrollar y comercializar nuevas formulaciones liposomales y de nanopartículas que administren los antibióticos en las células de Kupffer con mayor eficacia. En última instancia, confía en curar con esta investigación a pacientes con infecciones por estafilococos y convencer a la comunidad científica de la existencia de componentes intracelulares de SARM y de la necesidad de erradicarlos.

Palabras clave

PSMS-IN-INFLAMMATION, células de Kupffer, Staphylococcus aureus, SARM, SARM extrahospitalario, meticilina, antibióticos, vancomicina, respuesta inmunitaria, fagocitos, PSM, hígado, bacteria

Descubra otros artículos del mismo campo de aplicación