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Automatización robótica «llave en mano» para pymes

En nuestro entorno cada vez son más los objetos descritos como «inteligentes», y los robots industriales de toda la vida no podían ser menos. El proyecto FACTORY-IN-A-DAY ha dado un impulso a ese sector de tal manera que la automatización robótica será una opción viable incluso para pymes que produzcan productos muy diversificados en lotes reducidos.

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La automatización robótica es una opción lógica cuando se tiene en marcha una cadena de montaje de alto rendimiento, pero los argumentos no parecen tan claros en el caso de las pymes. Está el inconveniente del tiempo y los costes de instalación, tan elevados como para descartar esa posibilidad de inmediato, pero hay más. «Por norma, las pymes producen lotes más pequeños y series de productos más reducidas, además de presentar una mayor variación en sus procesos. Son condiciones difíciles de asumir para los robots convencionales, que suelen ser eficaces en tareas extremadamente repetitivas y realizadas en entornos muy estructurados durante períodos de tiempo muy largos», explicó el profesor Martijn Wisse, investigador especializado en inteligencia para robótica industrial en la TU Delft. Si, a pesar de ello, una pyme decidiera dar el salto, el tiempo necesario para el desarrollo del software específico para sus tareas (por ejemplo, software de visión) y del hardware correspondiente (por ejemplo, pinzas) sería tan largo, y los costes, tan elevados, que las ventajas prácticamente se desvanecerían. Pero esto no significa forzosamente que haya que descartar la automatización robótica. Al menos, ya no, gracias a que en el proyecto FACTORY-IN-A-DAY del profesor Wisse han conseguido crear una tecnología capaz de cambiar las reglas del juego. En concreto, desde este proyecto proponen un robot que se puede instalar, personalizar y programar para tareas definidas en cuestión de pocos días. Se trata de un producto «llave en mano» que contiene herramientas basadas en realidad virtual que agilizan la comunicación con los clientes; componentes para aplicaciones específicas impresos en 3D; software de autocalibración; una piel artificial que permite al robot aprender de los operarios humanos que lo dirijan manualmente, gracias a una algoritmo de demostración didáctica; un sistema anticolisión; y otras características innovadoras. «La principal dificultad estribaba en conectar entre sí todos los programas informáticos integrados: los de control del movimiento, planificación del movimiento, movimientos reflejos para evitar el contacto, el aprendizaje a partir de la interacción con los usuarios, la visión 2D, la visión 3D, etc. Por eso decidimos aplicar las normas y protocolos de comunicación de ROS, el programa de conectividad (middleware) robótica y de código libre más popular en el mercado», señaló el profesor Wisse. Los robots de FACTORY-IN-A-DAY son capaces de colaborar, es decir, pueden trabajar de manera segura en un entorno donde también haya operarios humanos. Permiten acortar enormemente los plazos de desarrollo, ya que no es necesario diseñar ajustes a gran escala de la zona de trabajos ni grandes vallas de seguridad que limiten el espacio. Probarlo y convencerse A raíz de todo este arduo trabajo, el equipo del proyecto ganó la edición de 2016 del Amazon Picking Challenge, donde pudieron mostrar las capacidades de manipulación inteligente de productos de sus sistemas robóticos. Además, el proyecto ha realizado una importante contribución para que avanzase el software ROS-Industrial, con el que ya funcionan cientos de robots industriales repartidos por fábricas de todo el mundo. El profesor Wisse indicó que a las pymes les interesa mucho el sistema, y que algunas incluso ya han implantado un sistema robótico. No obstante, la reducción del plazo de instalación es una asignatura pendiente: «La mayoría de pymes están en espera, hasta que los robots puedan implantarse en su fábrica con la misma facilidad que un ordenador nuevo en sus oficinas». El equipo del proyecto ha avanzado enormemente en ese aspecto, pero Wisse admite que sigue existiendo margen de mejora. Además, desea que las versiones futuras de los robots sean incluso más inteligentes y capaces de adaptarse con flexibilidad a las variaciones de su entorno. FACTORY-IN-A-DAY llegó a su fin en septiembre de 2017, pero el proyecto ROSIN ya ha tomado el relevo. «Este nuevo proyecto se centra totalmente en aumentar la disponibilidad y fiabilidad de los componentes de software de código libre que puedan hacer más inteligentes a estos robots. Cualquier empresa europea puede pedirnos financiación si les interesa realizar sus propias contribuciones a ROS-Industrial», concluyó Wisse.

Palabras clave

FACTORY-IN-A-DAY, pyme, automatización, robot, piel artificial, ROS, robótica

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