Crear las condiciones óptimas para una cirugía segura
La evaluación de los riesgos quirúrgicos se suele centrar en el estado del paciente y la complejidad de la intervención, lo que explica solo en parte los errores cuando se producen. «A diferencia de los fármacos, cuya calidad está garantizada gracias a unos procesos de producción normalizados, los resultados quirúrgicos dependen del rendimiento diario de los cirujanos, el cual es variable», explica Antoine Duclos, coordinador del proyecto TopSurgeons(se abrirá en una nueva ventana), financiado por el Consejo Europeo de Investigación(se abrirá en una nueva ventana). En TopSurgeons se hicieron observaciones «in situ» para identificar y evaluar diferentes factores que podrían poner en riesgo los buenos resultados clínicos. «El seguimiento preciso de la salud y el bienestar de los cirujanos, las operaciones, la planificación, el entorno del quirófano, la composición del equipo y los resultados de los pacientes nos ha ayudado a identificar las condiciones quirúrgicas óptimas», agrega Duclos(se abrirá en una nueva ventana), quien anteriormente trabajó en la Universidad Claude Bernard Lyon 1(se abrirá en una nueva ventana), entidad de acogida del proyecto.
Identificar los determinantes del rendimiento quirúrgico que a menudo se pasan por alto
Los sistemas sanitarios tienen que hacer frente al aumento constante de intervenciones quirúrgicas. Conforme crecen el volumen y las expectativas, el estrés que padecen los cirujanos y sus equipos puede ocasionar errores en la técnica, la toma de decisiones y la interacción en el quirófano. En TopSurgeons se analizaron factores humanos (como la calidad del sueño, la gestión del estrés y la actividad física del cirujano), así como factores relacionados con la organización del quirófano (como la carga de trabajo, la familiaridad del equipo y los imprevistos), que podrían incrementar la probabilidad de cometer errores. Para ello, se recopilaron datos «in situ» en catorce servicios de cirugía multiespecialidad del Hospital Universitario de Lyon (Francia) y se supervisó la labor de cuarenta y cinco cirujanos durante catorce meses. Asimismo, se elaboró un conjunto de datos innovador a partir de sistemas de información hospitalaria, en el que se registró información sobre el entorno diario de los cirujanos (la carga de trabajo, la composición del equipo y los imprevistos), así como sobre su estado fisiológico, mediante el uso de sensores portátiles. Los cirujanos llevaron un dispositivo ActiGraph(se abrirá en una nueva ventana) en el tobillo de forma continua para supervisar su actividad física y descanso, mientras que en el quirófano llevaban un dispositivo Polar(se abrirá en una nueva ventana) en el pecho para vigilar el estrés (a partir de la variabilidad de la frecuencia cardiaca). Los investigadores también recopilaron la información sobre las 10 974 intervenciones quirúrgicas llevadas a cabo durante los 14 meses del estudio, incluidos el fallecimiento de pacientes, los fallos orgánicos, las reintervenciones no planificadas y las complicaciones graves (ya fuera durante la intervención inicial o en los 30 días posteriores). A continuación, se hicieron modelos estadísticos multivariantes para evaluar la relación entre los factores intrínsecos (humanos) y extrínsecos (organizativos) y los resultados quirúrgicos. Uno de los principales resultados fue que comprender y mejorar los niveles de estrés del cirujano(se abrirá en una nueva ventana) puede traducirse en mejores resultados quirúrgicos para los pacientes. Además, cuanto mayor era el grado de familiaridad entre los miembros del equipo quirúrgico(se abrirá en una nueva ventana) menor era el riesgo. Ello quedó ilustrado por una disminución de un tercio de los acontecimientos adversos(se abrirá en una nueva ventana) (del 23 al 16,5 %), tras al menos quince intervenciones previas efectuadas conjuntamente por el cirujano principal y sus asistentes. «Las lecciones para la gestión hospitalaria y la seguridad del paciente son claras: apoyar a los cirujanos para que gestionen mejor el estrés e invertir en equipos de quirófano y entornos de trabajo estables y coherentes», observa Duclos.
Programa de entrenamiento inspirado en los deportistas de élite
Inspirándose en el entrenamiento de los deportistas de élite, el equipo también desarrolló un programa de entrenamiento que combina sesiones individuales con entrenadores profesionales orientadas a objetivos específicos y personalizados; módulos de biorretroalimentación, relajación y entrenamiento físico centrados en la mejora de la calidad del sueño, la gestión del estrés y la actividad física (a los que se accede a través de un iPad), y un sistema mensual de seguimiento del rendimiento con retroalimentación. El equipo está especialmente orgulloso de esta herramienta de seguimiento, ya que ofrece información útil y práctica que permite a los cirujanos reflexionar, adaptarse y mejorar. Por ello, su metodología y código(se abrirá en una nueva ventana) se han puesto a disposición de otras instituciones. « Inspirándonos en los deportistas de élite(se abrirá en una nueva ventana), identificamos cuatro procesos fundamentales para la mejora continua, a saber: el entrenamiento, la retroalimentación, la preparación y la recuperación», explica Duclos. Ya se ha completado un ensayo aleatorizado, en el que la mitad de los cirujanos participaron en el programa y la otra mitad no, con el fin de evaluar cómo afecta este a su rendimiento y bienestar. En estos momentos, se están analizando los resultados.