Comprender y predecir el comportamiento humano a la hora de elegir
Las limitaciones de nuestra memoria pueden influir mucho en las decisiones económicas que tomamos. «Imagínese que intenta decidir qué marca de café comprar», explica el coordinador del proyecto Finite Memory(se abrirá en una nueva ventana), Kemal Yildiz, de la Universidad de Bilkent(se abrirá en una nueva ventana), en Turquía. «Probablemente no recuerde todos los cafés que ha probado en los últimos diez años. En vez de eso, piensa en sus experiencias más recientes o más memorables». Esto es lo que economistas como Yildiz llaman memoria finita: el hecho de que las personas tienden a utilizar solo una cantidad limitada de información pasada a la hora de tomar decisiones. «En economía, los modelos tradicionales suelen suponer que las personas son perfectamente racionales y lo recuerdan todo», afirma. «Pero en la vida real, nuestras decisiones vienen determinadas por lo que es reciente, familiar o emocionalmente impactante. Al incorporar la memoria finita a los modelos económicos, obtenemos una imagen mucho más precisa de cómo se comportan las personas».
Reflejar cómo piensan y eligen las personas
El equipo del proyecto Finite Memory, respaldado por las Acciones Marie Skłodowska-Curie(se abrirá en una nueva ventana), pretendía cerrar la brecha entre la teoría económica y el comportamiento humano real. El objetivo era desarrollar modelos que reflejaran mejor cómo piensan y eligen las personas, sobre todo cuando abordan entornos complejos, demasiadas opciones o recursos cognitivos(se abrirá en una nueva ventana) limitados. Para lograrlo, el equipo del proyecto combinó una rigurosa investigación teórica con la colaboración internacional. Supuso una formación avanzada en modelización matemática y estadística, que culminó en dos artículos de investigación(se abrirá en una nueva ventana) originales. Yildiz pasó dos años en la Universidad de Princeton, donde participó en seminarios y colaboró estrechamente con destacados académicos de todo el mundo. Del mismo modo colaboró con académicos de la Universidad de Maryland y la Universidad de Georgetown. «Esta experiencia internacional fue decisiva para generar conocimientos, establecer colaboraciones valiosas y elevar significativamente la calidad de la investigación», señala. «También reforzó mis conocimientos técnicos y mi red académica».
Descubrir patrones en la toma de decisiones humanas
En el proyecto se introdujeron nuevos métodos para descubrir patrones en la toma de decisiones humanas a partir de elecciones observadas. Uno de los mayores éxitos fue la identificación de modelos que permiten a los economistas inferir eficazmente preferencias ocultas a partir de elecciones observadas, sobre todo en entornos en los que la racionalidad de los individuos puede ser limitada. También se desarrolló un modelo nuevo para entender cómo se comportan las personas cuando se sienten abrumadas por demasiadas opciones. «Un logro importante fue explicar por qué a veces las personas invierten sus preferencias simplemente porque cambian las opciones disponibles, un fenómeno cotidiano en entornos como la compra o la inversión», afirma Yildiz. En el proyecto también se aplicaron herramientas matemáticas sofisticadas para captar mejor la aleatoriedad en la toma de decisiones. Estos resultados fueron reconocidos por la comunidad académica, incluida una invitación de revisión y reenvío del prestigioso «Journal of the European Economic Association»(se abrirá en una nueva ventana).
Conectar las tendencias económicas con las decisiones individuales
Los modelos desarrollados en Finite Memory pueden utilizarse para ayudar a empresas e instituciones públicas a comprender y predecir mejor el comportamiento humano a la hora de elegir, ya sea en el diseño de productos, interfaces de usuario o servicios públicos. Los responsables políticos también podrían utilizarlos para mejorar la estructura de los entornos de elección en ámbitos como la sanidad, la educación o el transporte. «Esperamos que este trabajo cambie la forma en que los economistas relacionan las tendencias económicas a gran escala, como el gasto de los consumidores o el comportamiento electoral, con las decisiones individuales que las impulsan», añade Yildiz. «Reforzando esta conexión, podemos ayudar a construir sistemas más intuitivos, eficaces y justos».