La hora a la que comemos podría contribuir a prolongar la vida
Durante años, la atención en la alimentación se ha centrado en lo que comemos. Desde dietistas hasta psicólogos nos han dicho que lo que comemos tiene una gran importancia en nuestro bienestar físico y mental. A medida que envejecemos, los cambios en nuestra salud y hábitos cotidianos influyen en la hora en que comemos. En este sentido, se ha hecho mucho hincapié en el qué, pero no así tanto en el cuándo. Los profesionales sanitarios están empezando a estudiar la importancia de la hora en que comemos a fin de mejorar nuestro metabolismo y salud cardíaca, así como para mantener los niveles de energía y regular el estado de ánimo.
La hora lo es todo
Un estudio efectuado durante varios decenios, dirigido por un equipo de investigadores estadounidenses, reveló que los adultos de mayor edad suelen desayunar y cenar más tarde, lo cual conlleva un mayor riesgo de depresión, fatiga, falta de sueño y muerte prematura. Los hallazgos del estudio se publicaron en la revista «Communications Medicine»(se abrirá en una nueva ventana). «La hora del desayuno podría servir como marcador fácil de controlar de nuestro estado de salud general», declaró a «The Independent»(se abrirá en una nueva ventana) Hassan Dashti, primer autor del estudio y científico especializado en nutrición y biología circadiana de la Facultad de Medicina de Harvard y el Hospital General de Massachusetts. Los investigadores querían determinar cómo cambia el horario de las comidas a medida que se envejece y su vínculo con la salud y la longevidad. Para ello, analizaron los datos de casi 3 000 adultos, de entre 42 y 94 años, del Reino Unido sometidos a un seguimiento entre 1983 y 2017. Los participantes indicaron los horarios de sus comidas y completaron encuestas sobre salud y hábitos de vida a lo largo de varios años. Los horarios promedio del desayuno, la comida y la cena fueron las 8.22 12.38 y 17.51. Los participantes desayunaron 31 minutos después de levantarse y cenaron unas 5 ½ horas antes de acostarse. En general, cuanto más mayores eran las personas, más tarde comían. El estudio destaca la importancia de mantener un horario regular de comidas, sobre todo para el desayuno. Desayunar siempre a la misma hora puede alargar la vida. «Los enfermos y los médicos pueden considerar los cambios en las rutinas alimentarias como una posible señal de alerta temprana para detectar problemas subyacentes de salud física y mental», explicó Dashti en una nota de prensa(se abrirá en una nueva ventana).
Comer pronto o morir antes
«Hasta ahora, se sabía poco sobre cómo evolucionan los horarios de las comidas en edades avanzadas y de qué manera influyen estos cambios en la salud y la longevidad», comenta Dashti. «Nuestros hallazgos contribuyen a cerrar esta brecha del conocimiento al demostrar que comer más tarde, sobre todo retrasar el desayuno, está relacionado tanto con problemas de salud como con un mayor riesgo de mortalidad en las personas mayores. Estos resultados otorgan un nuevo sentido al dicho de que “el desayuno es la comida más importante del día”, sobre todo en las personas mayores». Los descubrimientos del estudio demuestran que promover la regularidad en los horarios de las comidas entre las personas mayores, en concreto para el desayuno, podría formar parte de una estrategia más amplia destinada a favorecer un envejecimiento saludable y aumentar la esperanza de vida.