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¿Importa dónde hagas ejercicio?

En un estudio se analizan las consecuencias de la actividad física en espacios naturales, urbanos e interiores.

Los beneficios del ejercicio para la salud física y mental son muy conocidos. También sabemos que el entorno natural tiene un efecto positivo en el bienestar mental. Pero ¿qué ocurre con el efecto de nuestro entorno natural sobre la actividad física? ¿Es mejor para el cuerpo y la mente hacer ejercicio en un parque verde y frondoso que en un sendero urbano o en un gimnasio?

Pensar en verde

Unos equipos de investigación de Dinamarca e Italia intentaron profundizar en este tema poco explorado. De hecho, se trata de uno de los primeros estudios que combina mediciones fisiológicas con las propias experiencias de las personas en entornos verdes, urbanos y en espacios interiores, para luego investigar la relación entre ambas. Los resultados se publicaron en la revista «Psychology of Sport and Exercise»(se abrirá en una nueva ventana). «No es nuevo ni sorprendente que la naturaleza sea buena para nuestra salud. Pero ha habido una falta de investigación que examine tanto los efectos mentales como físicos del ejercicio en la naturaleza en comparación con el gimnasio y la ciudad», comenta el coautor Stefano De Dominicis, profesor titular del Departamento de Nutrición, Ejercicio y Deporte de la Universidad de Copenhague, en un comunicado de prensa(se abrirá en una nueva ventana). Veinticinco participantes se sometieron a un régimen de ejercicio de intensidad ligera a moderada en entornos naturales, urbanos e interiores. En concreto, completaron una caminata de una hora a 6 km/h en un parque forestal, una ruta por el centro de una ciudad y una zona de fitness cubierta.

Este es tu cerebro en la naturaleza

Los investigadores recogieron varias mediciones antes y después de las sesiones, incluidos los niveles de cortisol y la frecuencia cardiaca. En los cuestionarios se evaluaron factores como los resultados psicológicos. En general, los resultados revelaron que el entorno natural provocaba mayores emociones positivas (por ejemplo, alegría, satisfacción, optimismo) y menores emociones negativas (por ejemplo, ansiedad, irritación, aburrimiento) en comparación con las zonas urbanas e interiores. También hizo que el ejercicio fuera más agradable. «Los participantes se sentían significativamente más relajados y tenían niveles más bajos de la hormona del estrés cortisol después de caminar en la naturaleza. Al mismo tiempo, manifestaron mayor alegría y menor fatiga», explicó De Dominicis. «Los humanos nacimos en la naturaleza y en ella hemos experimentado la mayor parte de nuestra evolución. Por lo tanto, no es de extrañar que nos sintamos bien cuando estamos en ella». «Las cifras demuestran que la naturaleza no solo da un impulso a corto plazo al estado de ánimo, sino que también reduce los sentimientos negativos y aumenta la motivación para seguir siendo físicamente activo», añadió. A pesar de las ventajas de hacer ejercicio en espacios interiores, De Dominicis recomienda también hacer ejercicio al aire libre con regularidad. «Los beneficios mentales y físicos parecen ser mucho mayores cuando se hace ejercicio en la naturaleza, por lo que las personas pueden beneficiarse enormemente de la sustitución de uno solo de sus entrenamientos semanales en espacios interiores por treinta minutos de ejercicio en un entorno verde». Los autores sugieren que los gobiernos locales y los profesionales de la salud presten más atención a los espacios verdes en las estrategias de salud pública, la planificación urbana y los programas de ejercicio. «Vemos un gran potencial en el uso de la naturaleza como motor de la actividad física, especialmente para quienes tienen dificultades para iniciarse», concluye De Dominicis.

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