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Un detective moderno se encarga de la inocuidad y la seguridad de nuestros alimentos

Un proyecto financiado con fondos europeos utiliza una tecnología innovadora para luchar contra el desperdicio y la pérdida de alimentos.

Actualmente, se desperdician o pierden cerca de 1 300 millones de toneladas de alimentos al año. La industria alimentaria requiere encarecidamente de nuevas soluciones que mejoren la inocuidad y la seguridad de los alimentos en toda la cadena alimentaria. El proyecto FoodMonitor está desarrollando un sistema de análisis de alimentos denominado Sherlock FoodMonitor para abordar este problema. Este sistema evaluará la composición química de los alimentos para detectar variaciones en la calidad de los productos e identificar sustancias potencialmente nocivas, tanto en las materias primas como en los alimentos producidos. Una mirada más de cerca al sistema «El sistema FoodMonitor analiza la composición química del material a procesar en todas las etapas críticas de la cadena de producción», explica el profesor Anton Scheibelmasser, coordinador del proyecto. Al comienzo de la cadena de producción, el sistema explorará y analizará las materias primas y los alimentos no elaborados e identificará sustancias extrañas. En la mitad, verificará y corroborará la composición química exacta de los productos para un mejor procesado. Y, al final, confirmará que el producto acabado es seguro y cumple con las normas de calidad del productor. Gracias a este sistema, los operarios disponen de una imagen completa y en tiempo real mediante la que pueden adaptar las diferentes etapas de producción en función de las características y la calidad reales de los productos alimentarios. Por ejemplo, pueden optimizar la producción a nivel de producto de acuerdo a las características de eficiencia, salud y sostenibilidad. Esto lleva, en último lugar, a una mayor seguridad, eficiencia y sostenibilidad de los alimentos, así como a la reducción de desperdicios. El camino hacia Sherlock FoodMonitor En la fase 1 del proyecto se logró un esquema del plan de trabajo del proyecto, el análisis requerido y los retos que debían abordarse durante el estudio de viabilidad. El profesor Scheibelmasser añade: «A través de un examen exhaustivo del mercado mundial del análisis de alimentos y de la cadena de suministro, obtuvimos un mayor conocimiento del mercado en el que se comercializará Sherlock FoodMonitor». Un análisis de libertad de operación pormenorizado también garantizó que el proyecto pudiera pasar a la siguiente fase sin obstáculos, mientras que un análisis de los avances técnicos permitió estudiar el paso del sistema del nivel de preparación tecnológica seis (TRL6, por sus siglas en inglés) al TRL9. Los investigadores evaluaron la amenaza de nuevos competidores entrantes y de productos sustitutos, así como el poder de negociación de los clientes y de los proveedores, empleando un análisis de las cinco fuerzas de Porter. Además, pudieron definir su estrategia financiera a través de un análisis de las 4P (precio, producto, plaza y promoción). La fase 1 también se ocupó de que el proyecto preparara un plan de trabajo detallado para la fase 2, incluida una evaluación de recursos. Esto proporcionó un presupuesto integral para el desarrollo de este plan de trabajo y un plan de evaluación de riesgos que identifica las medidas de mitigación apropiadas para la fase 2 del proyecto. El futuro de FoodMonitor El proyecto tiene previsto desarrollar el dispositivo TRL9, denominado Food Monitor, en la fase 2 del proyecto. El profesor Scheibelmasser explica: «Una vez que nuestro dispositivo esté terminado y tengamos prototipos funcionales, estableceremos asociaciones con un grupo selecto de clientes actuales a fin de poner en práctica nuestro sistema de análisis de alimentos en su cadena de producción y evaluar cómo funciona en condiciones reales». Los socios, que están bien posicionados para la comercialización, continuarán asimismo aprovechando su cartera de clientes para obtener información relevante sobre la expansión comercial y planificar la introducción y la distribución en el mercado. En abril de 2019, el proyecto buscará financiación para la fase 2. La inversión total necesaria para desarrollar Food Monitor asciende a aproximadamente 1,55 millones de euros, y se prevé que se obtendrán unos ingresos de unos 50 millones de euros durante los cinco primeros años de la fase 2 de comercialización.

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