Adaptabilidad de las orquídeas al cambio climático
Las orquídeas son una de las mayores familias de plantas con flores, con unas treinta mil especies en todo el mundo. Dispersan semillas muy pequeñas que pueden ser atrapadas por las corrientes de aire y transportadas a grandes distancias, aunque la gran mayoría de las semillas caen muy cerca de la planta madre. «Mientras que otros tipos de semillas suelen contener reservas de nutrientes para mantener a las plantas hasta que puedan producir su propio alimento, las semillas de orquídeas se parecen más al polvo: el embrión contiene solo entre cincuenta y cien células rodeadas por una cubierta de semillas», explica el coordinador del proyecto FORECAST(se abrirá en una nueva ventana), Mike Fay, del Real Jardín Botánico de Kew(se abrirá en una nueva ventana) (Reino Unido). «También existe esa extraña relación con los hongos. La única forma de que germinen las orquídeas es que las infecte un hongo». En la mayoría de las orquídeas, los hongos se limitan a las raíces y las partes subterráneas. Algunas especies incluso han prescindido de la fotosíntesis y viven de los hongos toda su vida.
Un «canario en la mina de carbón» para el cambio de los ecosistemas
El proyecto FORECAST, que contó con el apoyo de las acciones Marie Skłodowska-Curie(se abrirá en una nueva ventana), pretendía examinar esta relación entre orquídeas y hongos, así como evaluar el potencial impacto del cambio climático en zonas de clima mediterráneo. «Las orquídeas no pueden sobrevivir sin hongos», afirma Fay. «Si la orquídea se adapta al cambio climático de forma diferente al hongo, la orquídea podría tener un gran problema». Esa relación tan específica de las orquídeas con los hongos, así como con los polinizadores, significa que son el «canario en la mina de carbón» de los cambios en los ecosistemas. Si las orquídeas empiezan a desaparecer, es que algo va mal.
Registro de los niveles de temperatura y humedad del suelo
En FORECAST, el investigador Jacopo Calevo, también del Real Jardín Botánico de Kew, se propuso analizar el impacto del cambio climático examinando especies de Australia occidental y la Europa mediterránea. «Las orquídeas australianas, en particular, están expuestas a temperaturas extremas», explica. «La temperatura del suelo oscila entre cero en invierno y casi setenta grados en verano, cuando el suelo se calienta». Muchas especies australianas se adaptan a esas temperaturas extremas enterrando los tubérculos a gran profundidad en el suelo, donde las temperaturas son más estables. Calevo construyó modelos informáticos para predecir cómo podrían sobrevivir las orquídeas si las temperaturas cambiaran un poco, y realizó experimentos de campo para registrar los niveles de temperatura y humedad del suelo. «Lo que descubrimos fue que incluso en los escenarios climáticos más extremos, las orquídeas probablemente sobrevivirán», añade. «Eso se debe a que han experimentado temperaturas extremas y han sido capaces de adaptarse. De hecho, mientras que las semillas de orquídea demostraron ser capaces de sobrevivir a temperaturas extremas, el micelio del hongo resultó ser más sensible».
Sensibilización sobre la complejidad de las orquídeas
Una conclusión clave es que, aunque se ha demostrado que las orquídeas en sí son adaptables, el impacto del cambio climático —y, de hecho, la destrucción de su hábitat— podría influir en la presencia de hongos en el suelo. Ello podría tener profundas consecuencias para muchas especies de orquídeas. «Alrededor del 60 % de las especies de orquídeas están amenazadas, una cifra superior a la de otras plantas con flores», señala Fay. «En parte por esa relación especial que tienen las orquídeas con los hongos y los polinizadores. Ya sabemos que el cambio climático ha causado la extinción local de ciertas especies». Otra lección que cabe extraer es que las orquídeas deben conservarse allí donde se encuentran, ya que cada especie ocupa un nicho particular en el ecosistema local. Tanto Fay como Calevo esperan que el proyecto FORECAST sensibilice sobre la delicada y compleja naturaleza de las orquídeas y mejore los esfuerzos de conservación.