Proteger nuestros microbiomas para mejorar los resultados del tratamiento del cáncer
El papel de los microbios que viven en nuestro intestino es un área de investigación en rápido desarrollo. Un método se centra en la relación entre ciertas bacterias y la progresión del cáncer junto con el impacto en el tratamiento. La disbiosis intestinal, un desequilibrio en la composición de la microbiota intestinal, se ha asociado con la estadificación y el pronóstico del cáncer(se abrirá en una nueva ventana) dentro y fuera del intestino. Junto con el desarrollo de tumores, se ha demostrado que ciertas especies de bacterias intestinales obstaculizan la eficacia de un tipo de inmunoterapia contra el cáncer en la que se utilizan medicamentos para bloquear las proteínas llamadas puntos de control, lo que se conoce como bloqueo del punto de control inmunitario (ICB, por sus siglas en inglés). Existe un interés creciente en determinar la composición microbiana de un paciente al inicio del estudio, para evaluar su propensión a beneficiarse del ICB o para determinar su supervivencia general. «Queríamos validar las "huellas dactilares" del microbioma intestinal asociadas al cáncer que podrían marcar una diferencia real para los pacientes», explica Laurence Zitvogel(se abrirá en una nueva ventana), coordinadora del proyecto ONCOBIOME(se abrirá en una nueva ventana). El equipo del proyecto ONCOBIOME, organizado por el Instituto Gustave Roussy(se abrirá en una nueva ventana) en Francia, se propuso identificar y caracterizar completamente los ecosistemas relevantes para el cáncer, utilizando métodos confiables y sólidos.
Calcular la proporción de bacterias beneficiosas y dañinas en nuestro intestino
Este campo de investigación está en rápida evolución. Ya es posible realizar análisis metagenómicos tipo «shotgun»(se abrirá en una nueva ventana) de muestras de heces, así como pruebas de PCR(se abrirá en una nueva ventana) para rastrear las bacterias que son beneficiosas o dañinas para el hospedador. «Podemos entonces calcular una relación entre ambos, llamada "toposcore", para evaluar el riesgo de resistencia a la inmunoterapia». Para mejorar nuestra comprensión de cómo nuestro microbioma intestinal interactúa con el cáncer, el equipo examinó datos surgidos de más de nueve mil pacientes en diez países, que abarcan cuatro tipos de cáncer frecuentes: mama, colorrectal, melanoma y pulmón. «Queríamos identificar y validar las firmas del oncomicrobioma intestinal (GOMS, por sus siglas en inglés) específicas del cáncer asociadas con la aparición del cáncer, el pronóstico y la respuesta al tratamiento. Y luego integrar estas GOMS con otros criterios oncológicos para diseñar pruebas que permitan predecir la aparición y evolución del cáncer», afirma Zitvogel.
Diseñar pruebas de cáncer basadas en las firmas del oncomicrobioma intestinal
En ONCOBIOME se realizaron estudios para probar el impacto de los medicamentos, como las benzodiazepinas y los antibióticos, en el microbioma junto con el impacto del estilo de vida y la dieta. Diagnosticaron la disbiosis intestinal mediante muestras de heces y suero. La validación prospectiva de estas pruebas diagnósticas se está llevando a cabo actualmente en estrecha colaboración con empresas biotecnológicas que trabajan con diferentes hospitales en Europa. Se están desarrollando prebióticos como el camu-camu(se abrirá en una nueva ventana) y la castalagina(se abrirá en una nueva ventana), y probióticos como el «Clostridium butyricum» y la «Akkermansia massiliensis» encapsulados liofilizados. Se llevan a cabo estudios aleatorizados de fase II con medicamentos bioterapéuticos vivos y trasplante de microbios fecales en Canadá, Francia e Italia, entre otros sitios. «El objetivo final es abordar el problema de la disbiosis intestinal reduciendo la prescripción excesiva de medicamentos que impactan negativamente en la microbiota intestinal. Cambiar la dieta también puede ser clave, así como tomar medicamentos bioterapéuticos vivos. El trasplante microbiano fecal, en caso de la disbiosis grave, también puede desempeñar un papel importante justo antes de iniciar la inmunoterapia contra el cáncer. «Estas maniobras interceptivas se están desarrollando en varios centros oncológicos en ensayos aleatorios», explica Zitvogel.
Un método nuevo para el tratamiento del cáncer
Los investigadores de proyectos como ONCOBIOME están demostrando que una barrera intestinal sana y un microbioma equilibrado trabajando juntos son necesarios para nuestra aptitud física y nuestra capacidad de responder plenamente a las inmunoterapias contra el cáncer. «Ha nacido una nueva era», añade Zitvogel: «Nadie puede ignorar la visión ecológica y sistémica del cáncer».