Las algas en el centro de la bioeconomía
La población mundial crece rápidamente y se espera que alcance casi los 10 000 millones en 2060. Con la evolución de la demanda de los consumidores de productos más sanos y sostenibles, este crecimiento plantea serios retos a la forma en que producimos y suministramos alimentos. En este contexto, la bioeconomía debe mirar más allá de la agricultura terrestre y explorar nuevas opciones como el océano, que cubre el 70 % de la superficie terrestre.
Creación de una cadena de valor sostenible de las microalgas
De todos los recursos marinos, las microalgas constituyen una de las materias primas de biomasa más diversas y ricas. Son ricos en compuestos de alto valor y pueden usarse en alimentos, piensos, cosméticos y aplicaciones para el bienestar. Las microalgas representan un recurso muy infrautilizado, ya que solo la espirulina y la «chlorella» se producen comercialmente. Además, no existe ninguna planta industrial a gran escala que aproveche la amplia biodiversidad de las microalgas. El proyecto SCALE(se abrirá en una nueva ventana), financiado con fondos europeos, pretende resolver este problema desarrollando tecnologías avanzadas de cultivo y procesamiento para aprovechar el verdadero potencial de estos microorganismos acuáticos y suministrar ingredientes sostenibles de origen biológico a una amplia gama de industrias. Coordinado por Microphyt(se abrirá en una nueva ventana), líder en ingredientes naturales a base de microalgas, el equipo de SCALE reúne a once socios de cinco países europeos. «Nuestro planteamiento abarca toda la cadena de valor, desde el cultivo de microalgas hasta la extracción de compuestos bioactivos y su aplicación en productos finales», explica Vincent Usache, coordinador del proyecto. Para lograrlo, el consorcio empleó una tecnología patentada de fotobiorreactores, que permite una producción eficiente y sostenible a gran escala. Se ha dedicado un esfuerzo considerable a optimizar la eficiencia energética del proceso con soluciones innovadoras de iluminación basadas en ledes y adaptadas a las necesidades del cultivo de microalgas. La metodología empleada también tuvo en cuenta las demandas térmicas y energéticas con soluciones respetuosas con el medio ambiente.
Diversas aplicaciones de las microalgas
El equipo de SCALE produjo compuestos bioactivos con potenciales aplicaciones en múltiples sectores. En la industria cosmética, los socios colaboraron con empresas como Chanel Parfums Beauté con el objetivo de sustituir los ingredientes sintéticos por alternativas naturales a base de microalgas. Dichos compuestos pueden usarse en productos con propiedades antienvejecimiento y protectoras de la piel. En la industria alimentaria, los compuestos a base de microalgas pueden usarse como complementos alimenticios para mejorar la cognición, el control del peso y la inmunidad general. Las microalgas son también una prometedora fuente de proteínas, vitaminas y minerales, y se cree que incorporar a nuestra dieta productos alimenticios a base de microalgas es beneficioso. «Demostrando la versatilidad y eficacia de los compuestos derivados de microalgas, podemos abrir nuevos mercados y promover prácticas sostenibles en todas las industrias», subraya Usache.
Impacto socioeconómico y medioambiental
El proyecto SCALE pretende contribuir al desarrollo regional y la sostenibilidad medioambiental creando nuevos puestos de trabajo en zonas costeras y rurales. Esas oportunidades de empleo y formación también ayudarán a integrar a estas comunidades en la economía de origen biológico. El proyecto se ajusta a la estrategia de neutralidad climática de la Unión Europea para 2050 y aborda múltiples objetivos de desarrollo sostenible de la ONU(se abrirá en una nueva ventana), entre ellos la producción responsable y la conservación marina. Además, SCALE contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 20 %. Además, el proyecto se ajusta plenamente al Protocolo de Nagoya(se abrirá en una nueva ventana) y no supone ningún riesgo para la biodiversidad acuática, ya que las microalgas se cultivan en condiciones controladas que no alteran los ecosistemas marinos. Y lo que es más importante, los piensos derivados de algas del proyecto SCALE pueden contribuir a unas prácticas acuícolas más sostenibles, reduciendo la presión sobre las poblaciones de peces salvajes y protegiendo la biodiversidad oceánica. «Al invertir en iniciativas centradas en fuentes naturales y renovables, nos acercamos más a una bioeconomía resiliente y sostenible», concluye Usache.